Esglobal/Especial COP22- Marrakech Patrocinadores del cambio climático Alana Moceri



La influencia del dinero corporativo en las cumbres sobre medio ambiente.

    
   
AFP/Getty Images
Es fácil ser cínico sobre el tema del dinero en la política. Sabemos que existe pero no siempre es transparente, y resulta complejo seguir los casos específicos. Sin embargo, averiguar las dinámicas relacionadas con la influencia del dinero, compararlas con otras formas de influencia y medir la calidad de la democracia en las instituciones es un ejercicio importante.
La conferencia de la ONU sobre cambio climático COP19, que tuvo lugar en Varsovia en noviembre de 2013, sirve como caso de estudio acerca de la influencia del dinero en las instituciones internacionales. Este año, por primera vez, esta conferencia ha contado con patrocinadores.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) entró en vigor en 1994 y su objetivo es prevenir la interferencia humana peligrosa en el clima. Con presupuestos cada vez más apretados en todas las organizaciones, es comprensible que buscar patrocinadores parezca una respuesta razonable. En el caso del COP19, había 13 patrocinadores y un informe del Corporate Europe Observatory que detallaba esos patrocinadores y otras organizaciones influyentes, entre ellas compañías que tienen intereses económicos que van en contra del objetivo de la Convención.
En una entrevista con Democracy Now! Pascoe Sabido del Corporate Europe Observatory señala que “son las conversaciones sobre el clima más corporativas que hemos tenido… no quiere decir que las anteriores no han tenido una gran influencia de las empresas. Pero lo que difiere en esta ocasión es el nivel de institucionalización, el grado en que el Gobierno polaco, la ONU y la CMNUCC lo han acogido con los brazos abiertos y lo han alentado activamente”.
Conferencias como el COP19 presentan una oportunidad para empresas que tienen interés en dar una imagen más verde de sus marcas. Entre los patrocinadores se encuentran algunos de los que más necesitan un lavado de cara: los de combustibles fósiles como Alstom, PGE y Lotos. Pero no son los únicos, también estaban ArcelorMittal, el mayor productor siderúrgico y minera del mundo, los fabricantes de automóviles GM y BMW, así como la  línea aérea Emirates. Según Pascoe Sabido, BMW está detrás del bloqueo de Alemania a la legislación europea que mejoraría la eficiencia del uso de combustible de los vehículos. La canciller Angela Merkel dice que está protegiendo a los fabricantes de automóviles de lujo para salvar puestos de trabajo. BMW ha financiado su partido político.
Esta es la dificultad que representa el dinero en la política: nos quedamos con la duda de cuáles son las motivaciones de la canciller alemana. El dinero privado en la política es más aceptado en Estados Unidos que en Europa. En el primero existe la tradición de que las campañas políticas sean financiadas de forma privada no pública. El argumento simple a favor de la financiación privada es: ¿por qué dar nuestro dinero a los políticos? Déjales buscarlo a ellos mismos. El problema es que el dinero conlleva influencia y no todos los ciudadanos tienen el mismo poder económico. De hecho, los bolsillos más llenos y dispuestos a realizar donaciones a cambio de influencia son las grandes empresas. Por su parte, los representantes de la sociedad civil tienen pocas posibilidades de competir contra eso.
El caso del COP19 no solo consiste en los patrocinadores, hay más muestras de la influencia corporativa por encima de la sociedad civil: las prenegociaciones de la conferencia en octubre contaron con las empresas, pero quedaron cerradas a las ONG, periodistas y académicos.
Y en paralelo al COP19 hubo otra conferencia: la cumbre del ONU sobre carbón y el clima que contaba con un discurso de Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de CMNUCC. Entre el 80 y 90% de la energía en Polonia viene de carbón. Activistas de Greenpeace colgaron pancartas preguntando “¿Quién gobierna Polonia: la industria del carbón o el pueblo?” y “¿Quién gobierna en el mundo? ¿La industria de los combustibles fósiles o las personas?”
El tifón en Filipinas ha sido un recordatorio de los peligros del cambio climático, pero no hace falta un desastre más para convencer a la opinión pública mundial: un sondeo de Pew Research Global Attitudes Project, publicado el 24 de junio de 2013, muestra que el cambio climático es percibido como la principal amenaza global junto a la inestabilidad financiera. Por lo tanto, hay que preguntar: ¿Por qué no estamos llegando a acuerdos serios?
Cientos de representantes de ONG marcharon el 21 de noviembre en protesta por la falta de voluntad por parte de los países más desarrollados hacia un acuerdo concreto. Mientras se manifestaron mostraron camisetas con las palabras “COP19: los contaminadores hablan, nosotros marchamos”. Parte del peligro del dinero corporativo en el COP19 es que la influencia está alineada con los países más desarrollados como Estados Unidos, Canadá, Australia y la Unión Europea y, además, las empresas pueden comprar influencia siendo patrocinadores, mientras que la sociedad civil depende de protestas y eslóganes.
Otro riesgo es fomentar imágenes engañosas de compañías que ganan sus beneficios a través de actividades que contaminan. Existe todavía confusión sobre la cuestión del cambio climático gracias a una red pequeña de think tanks, como el Instituto Juan de Mariana de España, a pesar de  la asombrosa evidencia científica. Aunque esos think tanks son opacos respecto a sus patrocinadores, entre ellos están Koch Industries y ExxonMobil. La cumbre del ONU sobre el carbón y el clima se suma a la confusión con la idea de que el carbón es “limpio” y que puede formar parte de la solución del cambio climático.
Un total de 75 organizaciones de la sociedad civil global han firmado una carta pidiendo a la ONU y a la CMNUCC que implementen nuevas normas para evitar la influencia excesiva de la industria de los combustibles fósiles en negociaciones sobre el clima. Como ejemplo citan la Organización Mundial de la Salud, que ha adoptado leyes que limiten el papel de la industria tabacalera en sus procedimientos, debido al “conflicto fundamental e irreconciliable entre los intereses de la industria tabacalera y los intereses de la política de salud pública”.
Para entender por qué algunos problemas parecen no tener respuesta, hace falta comprender  las influencias ejercidas sobre las instituciones encargadas de buscar soluciones. Democracia significa “gobernado por el pueblo” y si dejamos que las instituciones públicas reflejan el interés de las empresas y no la voluntad del pueblo, vamos a seguir dando vueltas a problemas que sí pueden ser resueltos.

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