El secretario general de la Unión Constitución al, Mohamed
Sajid regresa, según la prensa nacional, de Estocolmo donde estaba en el marco
de una improvisada “ofensiva” para explicar la cuestión del Sahara marroquí con un diagnostico menos optimista sobre la percepción
de la causa nacional en Suecia.
Sajid tiene razón, porque si nunca es tarde para
que prevalezca una verdad, si lo es cuando hay monumentales errores y una gestión
diplomática poco…muy poco profesional.
Los partidos políticos nacionales hacen lo que
pueden. Los que no han hecho ni lo que podían ni lo que debían hacer son los señores
arquitectos de nuestra política exterior. Es decir el Ministerio de Asuntos
exteriores y Cooperación y más exactamente su titular.
No obstante, todo se debe decir, si tras el
pinchazo todos debemos actuar, todos debíamos actuar y no lo hicimos en su
debido tiempo.
Es decir: en el 2013 el acceso del partido
Socialista demócrata en Suecia se había hecho a base de dos recomendaciones,
hasta entonces constituían puntos de inflexión en la política exterior de
Suecia. Dos recomendaciones (promesas electorales): reconocimiento de Palestina
y el de la fantasmagórica “Rasd”.
¿Qué es lo que había hecho nuestro ministerio de
relaciones exteriores
Nada. O mejor dicho ¿Qué es lo que hemos hecho
todos? Nada. 2 anos después casi es mortalmente tarde, aunque no imposible
siempre y cuando se estudie exhaustivamente la ofensiva, lo que no parece el
caso, y se elabore una política oficial (contactos, encuentros a todos los
niveles y entrevistas con los responsables de la Comisión de Asuntos
exteriores del partido Socialista demócrata y con los del ministerio sueco de
Exteriores.
El comienzo de la visita con una delegación de
los partidos de izquierda había desembocado en resultados altamente positivos,
seguidos de un “resbaladazo” del propio ministro cuando dijo “que hizo temblar
a su homologa sueca”… y así las cosas.
Ahora bien, ¿solo Suecia? ¿Y el parlamento
africano? Y… y… y. Algo se debe hacer.
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