África: ¿Qué pinta aun el Polisario?


 

Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf, pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a llegar.

Un inconfesado “disidente” de la cúpula del Polisario me confesaba ayer que “con la vuelta de Marruecos a la Unión africana, para el Polisario todo ha cambiado” …

El “responsable” con una nutrida familia “que sería un pecado entregarla a los verdugos del Polisario” precisa con un miedo que solo se ve en el cine de terror que “el propio Brahim Ghali y el recientemente fallecido en España, M’hamed Khaddad afirmaban a sus próximos que ‘esto’ ha terminado porque Argelia pinta, cada vez menos, en el concierto internacional y africano”.

El “mauritano” como le verdaderamente oriundos del Sahara Occidental laman los realmente oriundos del Sahara Occidental, le había aconsejado a Ghali e insistió en “buscar otra solución que Argelia y África del Sur”.

¿Qué vía? Cuando se trata de imposturas, la única vía es desaparecer y lo está demostrando, a su manera, el régimen argelino. “Otra cosa son las apariencias y los coletazos”.

Dicho con otras palabras: son tiempos del ¡sálvese quien pueda! Y, para Ghali y sus milicianos ¡roben lo que puedan!

Hablan y nadie escucha. Ordenan y nadie ejecuta. Intimidan y nadie teme. Indicios de un ocaso anunciado.

El comienzo del fin.

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