El próximo 1 de enero 2017 se cumplirán quince años desde que la peseta comenzó
a desaparecer de la circulación y fue sustituida por el euro.
Fue en 2002 cuando
comenzó la transición definitiva de España y de sus socios hacia una unión
monetaria real.
En este contexto, se
desarrolló una intensa campaña de comunicación para familiarizar a la población
con los cambios que se avecinaban. Pero, con la negativa apreciación popular
por este nuevo nacido, surgieron las protestas por el llamado
"redondeo". El redondeo se produjo automáticamente en los bienes de
consumo y provocó una cierta equivalencia psicológica entre las 100 pesetas y
un euro, aunque el cambio real era de 166,386 pesetas.
Las consecuencias
han sido brutales, los precios crecieron el doble de lo previsto en el 2002,
aunque la inflación fue muy superior en los bares y restaurantes (5,8%), en la
ropa y calzado (5,3%), el transporte (5%), y la comida (4,6%).
Del total del importe en pesetas que aún queda en manos de los españoles, 881
millones de euros corresponden a monedas y 897 millones a billetes. El Banco de
España asegura que aunque es imposible prever las pesetas que quedarán sin
canjear, un cierto porcentaje de ellas no volverá nunca al supervisor.
Las primeras monedas
de pesetas que se acuñaron, según la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre-Real
Casa de la Moneda, fueron en 1869, por Decreto de 19 de octubre, para adecuar
el sistema monetario al de la Unión Monetaria Latina.
La primera emisión
de los billetes en pesetas se produjo el 21 de octubre de 1940, y durante toda
su trayectoria se han estampado en ellos diversas motivaciones, aunque la mayor
parte ha servido para rendir homenaje a personalidades destacadas en los
distintos ámbitos de la historia. Cristóbal Colón ha sido uno de los personajes
más retratados.
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