Marruecos no suele comprar conciencias y confía en
los principios éticos de la justicia, en el derecho y en la razón.
El juicio que se abre mañana en
el Tribunal de apelación de Salé, una jurisdicción civil, constituye el reflejo
mismo de la voluntad de Marruecos y su compromiso de conformarse a los
principios y normas internacionales en vigor, reuniendo todas y cada una de las
condiciones de un juicio equitativo que garantiza las audiencias públicas, la
presencia de observadores internacionales, de representantes de las ONGS
nacionales e internacionales incluidas las más hostiles a Marruecos y a sus
causas, los que nos odian sin conocernos, los que nos condenan por un precio y
del Consejo nacional de derechos humanos.
Un juicio, sin
leyes Mordaza, como nunca había tenido lugar en Argelia o en sus campamentos de
Tinduf, donde se detiene, se “juzga” y se ejecuta según el humor y el antojo de
los torturadores.
En efecto,
nunca un observador internacional, más concretamente español expresó el deseo
de asistir u observar los simulacros de juicios en los campamentos de Tinduf o
incluso en Argelia.
Cita pues, mañana
en el tribunal de apelación de salé con la justicia…la verdadera y en presencia
de propios y extraños, más extraños que propios porque Marruecos no tiene nada
que ocultar y como hemos dicho en más de una ocasión: el problema no es la
independencia de la justicia, sino su neutralidad política.
Mañana pues se
separara el trigo de la paja y se desmenuzará los asesinos de las víctimas.
Entre unos y otros hay la justicia y el derecho que es nuestra fuerza.
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