En una declaración a la prensa, el
Jefe de la diplomacia de Qatar acaba de anunciar que “aunque con Trump, Estados
Unidos dejen de armar a los grupos de oposición siria, nosotros seguiremos armándolos”.
Si la misma declaración hubiese
sido expresada por el canciller sirio o de cualquier otro país árabe contra
Qatar, seguramente hubiera sido lo que es: una gravísima injerencia y una agresión
caracterizada.
Siria es hoy muchas cosas, entre
ellas país independiente, soberano y miembro de Naciones Unidas y revelar que
es Estados Unidos y sus satélites los que armas, financian, apoyan y
teledirigen al conglomerado terrorista es de una gravedad extrema.
Se podría sentir una irresistible tentación
de preguntarse en nombre de qué valor moral o religioso lo hace Qatar y los demás
países del Golfo. No creo que sea por la libertad ni por democracia y tampoco
es, necesario explicar por qué.
Pedro el problema reside en otro
aspecto: El responsable qatarí revela la identidad de otro patrocinador del
terrorismo en la región: Estados Unidos cuya ayuda temen algunos ahora por el
relevo en la Casa Blanca.
Desde hace más de 5 años esperamos
un solo argumento de tan encarnizado apoyo logístico de algunos países contra
Siria o contra cualquier otro país.
Oposiciones existen en todos estos países,
unas más armadas que otras, otras más violentas y terroristas que unas, gracias
a los petrodólares, lo cierto es que ni estos terroristas ni sus armas ni sus
mandatarios pueden servir a la nación árabe ni al mundo, que necesita paz,
concordia, convivencia, distensión y dialogo y la concertación como única únicas
vías para zanjar las divergencias o los mal entendimientos.
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