OPINIÓN Cuando la lengua española es sinónimo de un fracaso anunciado para los marroquíes Texto: Dr. El Houssine Majdoubi Traducción: Mokhtar Gharbi Periodista.libre46@gmail.com
En su discurso en el senado
marroquí en febrero de 2016, el ex presidente del gobierno español, José Luis
Rodríguez Zapatero, solicitó al gobierno marroquí de fomentar la difusión de la
lengua española en Marruecos y no sólo centrarse sobre el francés. Es normal
que Zapatero defienda la lengua de su país, porque además del factor cultural,
su petición se coincidió con la decisión del rey Mohamed VI de volver a
enseñar las materias de ciencias en los colegios marroquíes en francés,
por lo tanto estamos ante una cuestión política en relación con esta petición.
Actualmente, la importancia de las
lenguas van más allá del aspecto estético, incluso el conocimiento que ofrece y
esto debido a la continua dinámica de la traducción de una lengua a otra Y su
importancia consiste en las facilidades que ofrece a las personas que quieren
aprender dicha lengua y los horizontes que abre.
España es el país europeo más
cercano a Marruecos, lógicamente, y por su desarrollo debía transformarse en un
actor político, cultural y económico verdadero en el desarrollo de Marruecos,
al igual que el papel que desempeñó Marruecos en el pasado durante el periodo
de Al Ándalus, o sea, la necesidad de que España ayuda a Marruecos es una
deuda histórica.
El pensador Joaquín Costa defendía
la cooperación en vez de la invasión, y pese a que vivió en el siglo XIX,
subrayó en un discurso, el 30 de marzo de 1884 en el teatro de “Alhambra” de
Granada, en una reunión muy importante sobre de los interesados por las
relaciones hispano-marroquíes: «Los
marroquíes han sido nuestros maestros, y les debemos respeto; son nuestros
hermanos, y les debemos amor; han sido nuestras víctimas, y les debemos
reparación cumplida». Las posiciones de este pensador quedaron tinta sobre papel. España
participó en la colonización de Marruecos junto a Francia.
En el caso de Marruecos, la
comparación entre dos idiomas, el español y el francés, nos presenta una
imagen de estas facilidades, y esto no es defender en concreto una lengua
contra otra, el asunto no va más allá de comparación. Francia se convirtió en
el destino principal de los universitarios marroquíes desde hace décadas, y
actualmente acoge más de 20.000 estudiantes marroquíes, y no se trata de los
hijos inmigrantes. Al mismo tiempo, el francés abrió varios horizontes de la
acción cultural, artística y política a muchos marroquíes, de los cuales
nombres destacados en aquellos ámbitos; sean escritores o políticos quienes
llegaron a cargos ministeriales. En contraste, encontramos el
contrario en el caso de España, pese a la cercanía geográfica y las relaciones
históricas.
La cifra de los estudiantes
marroquíes se disminuye año tras otro en las universidades españolas, incluso
los estudiantes de los colegios españoles en Marruecos encuentran dificultades
para lograr el visado, además es una casi misión imposibles para los
estudiantes de los departamentos de filología hispánica en las
universidades marroquíes, particularmente en el norte de Marruecos para seguir
sus estudios en el país que los marroquíes mencionan como “vecino del norte”.
Cada 40 estudiantes que se dirigen a Francia para seguir sus estudios, sólo un
estudiante elije a España. Por lo cual el porcentaje de los estudiantes
marroquíes en Francia es decenas de veces el doble en España, aún más si
sabemos que un número importante de los estudiantes marroquíes eligen hoy a
Turquía para seguir sus estudios universitarios, que más de los quienes eligen
a España.
En el resto de los países
europeos, existen espacios para la acción cultural y política, departamentos
árabes en varias agencias de noticias y canales de televisión en árabe,
festivales de cine, de poesía y autores árabes. Mientras que en España, pues
estamos ante un desierto y si por casualidad existen instituciones con nombre
árabe, casi levantan el cartel casi “se prohíbe la participación de los marroquíes”
porque los cargos son para los españoles y no para los marroquíes. Resulta
extraño que la única autora que logró triunfarse relativamente en España es
Najat Hachimi que escribe en catalán
Al mismo tiempo, hay marroquíes en
los diferentes parlamentos europeos, incluso hay marroquíes ministros y
alcaldes, excepto en España, donde vive un millón de marroquíes y
desgraciadamente no hay ningún representante o un portavoz de los
inmigrantes en el parlamento español.
España no representa un ejemplo político
en cuanto a la integración en comparación con Europa, y no brinda argumentos
razonables para que otros aprendan el español, eso sí, quizás para los
hispanistas.
Con todo lo dicho anteriormente,
el llamamiento de Zapatero en favor del español en Marruecos, es como incitar a
los otros de abrazar el fracaso. Pero, puede que sea rentable para los
marroquíes aprender el español, porque países de América Latina, como Méjico,
Chile y Argentina están adaptando una política de animar a los estudiantes extranjeros
y entre ellos marroquíes de elegir a las universidades de estos países,
simplemente tienen visión más inteligente que el “vecino norte” España.
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