En voz alta La extraña cesárea del gobierno Said Jedidi


A juzgar por el inaceptable silencio en torno al curso de las negociaciones y hasta sobre los acuerdos que se alcanzan para formar un gobierno “algo” anormal pasa.

Los marroquíes estamos cansados de imaginar o, cuando más, especular sin que nadie lo desmiente o lo confirme. Lo que desata una poco, muy poco sana psicología del rumor.
De esta forma, a los marroquíes de a pie que nadie nos empuja ni nos incita ni insta, nos inquieta la total falta de comunicación entre los partidos políticos… todos los partidos políticos y los ciudadanos a los que recuerdan solo cuando necesitan sus votos.
Más grave aún, nos encontramos sumergidos, y casi obligados a aceptarlo, en los objetivos y finalidades de los que suelen pescar en aguas turbias porque… ¡ironía del destino! son los únicos que barajan posibilidades sobre el tema.
El Jefe del gobierno designado, conocido por su franqueza y su espontaneidad, parece haber decidido dejar de serlo. Solo informa y a cuenta gotas a los militantes de su partido que, a su vez informan a sus conocidos que, en tercera o cuarta etapa nos informan. La información nos llega destilada. Al día siguiente, sin “necesidad” de que la desmienten, desaparece o es remplazada por otra eventualidad, otra realidad y otro advenimiento.
¿Conocen ustedes el nombre del portavoz del PJD o de otros partidos?
No, debería ser la respuesta o en caso afirmativo, discreto, casi informal.
En esta extraña óptica en la que no escatimamos calificativo alguno para describir al país y su “marcha”, los marroquíes debemos referirnos a la prensa extranjera cuyos corresponsales, como decíamos el otro día, se disponen a pedir a sus órganos una prima de riesgo para cubrir la actualidad en Marruecos.
No son los únicos, todos nosotros, los alejados de los centros de decisión nos vamos a volver locos.



Comentarios