A primera vista y primera evaluación esto
puede parecer utópico o, cuando más, anacrónico.
Irak y Siria están determinados a erradicar desde
sus raíces al terrorismo en sus tierras. Y el terrorismo es como la tuberculosis
nunca vuelve a azotar donde castigó antes.
¿ A donde irá? Porque sería ingenuo esperar que algo
que haya costado miles de millones de dólares y crisis en los países de sus
patrocinadores y diseñadores, desaparezca de la noche a la mañana.
¿A Libia, quizás? No. Los últimos meses los informe
llegados desde el país antiguamente del coronel Gadafi a otro gadafizado: Abi
Bakr Al Bagdadi en Mosul (Irak) o en Rekka (Siria) desaconsejan este país “exageradamente
custodiado y “deseado” por todos”.
¿ A dónde irá, pies?
Al Sinaí en Egipto donde sus relaciones con los hermanos
musulmanes y su odio compartido al mariscal Sissi le puede servir de cobijo.
¡Tampoco! ¿Entonces?
La única alternativa que le queda para sobrevivir o
lo que de él va a quedar es/son los propios países creadores de esta lacra.
Entonces asistiremos a una compleja situación que
amenaza los recursos energéticos mundiales y por tanto la verdadera paz y la
auténtica estabilidad internacionales.
¿Termina aquí la historia?
No. Serà entonces cuando, sin especulaciones, ni
guerras psicológicas se tendrá que temer una tercera guerra mundial.
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