No cabe duda: el fracaso de la
Cumbre afro-árabe de Malabo plantea la imperiosa necesidad de deshacerse de la
entidad fantoche argelina: “RASD”.
Durante una rueda de prensa en la
embajada de su país en Doha, el ministro argelino de relaciones exteriores ha “deseado”
la “bienvenida” a Marruecos a la Unión africana… a condición.
Los anfitriones qataríes y el resto
de los países de la CCG les han explicado al jefe de la diplomacia argelina que
no pueden sentarse con una banda armada al servicio de un país (Argelia) y sus
desmesurados apetitos geopolíticos.
Ramtane Lamamra ha declarado el
jueves pasado que “Marruecos será el bienvenido en tanto que 55 miembro de la Unión
africana, sobre un pie de igualdad con los 54 Estados miembros actuales en
derecho y en deber”.
Un paso hacia adelante, dos hacia atrás.
El Sr. Lamamra se ha olvidado que Marruecos figura como el segundo o tercer
miembro de la UA y que era miembro antes de que Francia decida sacar de sus
mangas colonialistas a lo que se llama actualmente Argelia. O sea; su país.
En todo caso, la alucinación del canciller
argelino interviene al día siguiente de una costosísima retirada de Marruecos y
de los países del Golfo (proveedores de fondo para África) de la Cuarta Cumbre
afro-árabe de Malabo que resulto un lamentable fracaso y un costo político y económico
muy grave para el continente, debido a la presencia de una milicia que este
ministro argelino y sus superiores militares creían poder pegarlo de alguna
manera.
Fue, recordémoslo al canciller
argelino, uno de los mensajes de Marruecos a su país y a todo el mundo. Los
siguientes van a ser decisivos.
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