Antes incluso de comenzar la gira del
rey Mohamed Vi por algunos países del continente africano, la maquina diplomática
argelina se puso al trabajo, elaborando una costa estrategia de obstáculos a
los viajes reales pero al mismo tiempo enarbolando falsos gestos de reconciliación
y de “nobleza”.
Pero los marroquíes debemos reconocer que la
ofensiva argelina contra estos periplos reales por algunos países de África es
y sigue siendo real e infructuosamente impresionante, movilizando a propios y extraños
y consagrando fondos que el hermano pueblo argelino necesita acuciantemente.
Inútilmente decíamos, porque por donde paso el
soberano, los pueblos de los países visitados, antes que los mandatarios, le reservan
una calurosa acogida, signo y muestra de la fuerte simbiosis entre estos pueblos
africanos y su hermano el pueblo marroquí.
Ahora va a ser la segunda etapa con Nigeria, Zambia
y Kenia. Como las etapas anteriores, sin obsequios petroleros ni promesas
gaseosas, ni súbita generosidad, con espontaneidad, amor y solidaridad el rey
Mohamed se dispone a llevar la voz de Marruecos y de los marroquíes a estos países
y su mensaje de paz, de cooperación, de fraternidad y de amor y respeto recíprocos.
En los países visitados por el rey como en los que
debe visitar muy próximamente, nadie ignora los sentimientos de odio y de rencor
de los dirigentes argelinos hacia su vecino marroquí y no apoyo ni solidaridad
con ningún principio universal hacia ninguna causa.
El viaje real por África ha servido, antes incluso
de concluir a quitar la máscara a Argelia y a obligarle a hacer un destape ante
los africanos y ante el mundo.
Ahora no hay n i puede haber peor sordo que el que
no quiera escuchar… la voz de la razón: la que predica Mohamed VI.
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