Me lo recordó el otro día mi
peluquero: “la necesidad es la madre de ciencia” y, al parecer, aquí en
Marruecos de la política.
Viene esto a colación por el sismo
provocado por los resultados de los últimos comicios legislativos del 7/10. ¿Quién
hubiese imaginado, menos aun el secretario general del PAM, Ilyas El Omari que
sus aliados “modernistas” iban a ceder ante el brillo y la seducción de las
carteras ministeriales y los insultos que se convierten de sopetón en elogios y
el diablo en ángel?
¡Alabado sea Dios que cambia las
situaciones! Nadie lo esperaba… o casi nadie: animal político que es y fue
siempre, Abdelilah Benkiran lo esperaba y lo extraño es que espera mucho más. ¿se
lo van a permitir? Pero de que si no o si depende la próxima etapa política que,
en principios, sin sobresaltos y sin convulsiones debería desembocar en una mayor
madurez y más clarividencia en el momento de tomar decisiones impopulares. El
pueblo perdona una vez y se equivocan los que creen que lo puede hacer dos o más
veces.
Benkiran lo sabe o lo debe saber. Sabe
también o debe saber que los que le votaron no fue un cheque en blanco, que su
confianza exige (impone) contrapartida y que están “al loro” de lo que va a
hacer o dejar de hacer.
Lo decíamos esta misma tarde y
Benkiran lo sabe: las urnas nunca cierran y los marroquíes en edad de votar y
los que aun lo están, estaremos votando a lo largo de los próximos 5 años.
En marruecos mucho debe cambiar y la
abrumadora mayoría de los votantes del segundo mandato al PJD lo hicieron por
el cambio.
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