Así como pensaban y expresaban dos de los diplomáticos españoles sobre Marruecos y las relaciones hispanomarroquies Por: Mokhtar Gharbi
En dos ocasiones tuve el privilegio de entrevistar a dos
diplomáticos españoles, en su calidad como consules generales de España en
Tánger. Uno había dejado el consulado
hace más de una década, el embajador José Ramón Remacha (*), el otro, Arturo Reig Tapia, acaba de dejarnos el pasado
mes de julio 2016.
En conmemoración a estos dos ilustres personajes del
mundo de la diplomacia y de la cultura, tengo el placer de volver a publicar la
entrevista que he realizado con uno de ellos, el embajador José Ramón Remacha.
Esta entrevista ha sido realizada
y publicada por el periodista marroquí Mokhtar
Gharbi con la fecha de 10 de diciembre de 2009.
EMBAJADOR DE ESPAÑA, JOSÉ RAMÓN
REMACHA
"Tánger es muy importante en las relaciones
hispano-marroquíes"
En diciembre de
2009 tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales de
la Universidad Abdelmalek Essaâdi de Tánger, la III jornadas de 'Diálogo
euro-marroquí, la unión por el mediterráneo: ¿Qué perspectivas para Marruecos,
España y Andalucía?' en las que participó el Embajador de España, el doctor
José Ramón Remacha Tejada.
En esta entrevista, él también profesor titular de Derecho Internacional
Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Burgos, habla de las
relaciones entre España y Marruecos, de su experiencia como cónsul general de
España en Tánger entre 2000 y 2004. Remacha estuvo muy vinculado a la
intelectualidad de Tánger. Ascendió a la categoría de Embajador por el Decreto
Real 601/2007, de 4 de mayo.
-En primer lugar, don José Ramón,
¿cómo prefiere usted que le llamen, embajador o profesor?
-El que tenga las dos posibilidades de ser llamado es porque a lo largo de mi
vida, bueno ahora ya estoy jubilado, he sido las dos cosas y he trabajado en
las dos cosas, me ha costado mucho llegar a embajador y me ha costado mucho
también llegar a ser profesor de Universidad con mi oposición respectiva.
-Su ponencia ha sido titulada
'Esbozos para el desarrollo comercial y turístico de las ciudades del norte de
Marruecos’, ¿qué valoración hace usted de las jornadas y particularmente de su
ponencia?
-Mi impresión es muy positiva, porque nos encontramos aquí con un auténtico
instrumento de cooperación transfronteriza, que yo sepa no hay muchos de gran
eficacia. Las dos Universidades, la Abdelmalek Essaâdi y la de Cádiz, están
haciendo verdaderamente la labor universitaria, que es sembrar para el futuro.
A través de la educación se construye, porque las generaciones venideras son
las que nos van a desbancar para mandar y son los que realmente van a hacer.
Estoy muy satisfecho de ver que nos estamos entendiendo y de poder colaborar
con el equipo de investigadores de la Universidad de Cádiz, gracias al cual yo
estoy aquí, en este programa. Es francamente bueno.
Respecto a mi intervención, pues yo prefiero que sean los demás los que digan
qué tal ha quedado.
-¿Qué recuerdos guarda usted de
su etapa como cónsul general de España en esta ciudad?
-Pues yo podría resumirlo diciendo que Tánger es muy importante en las
relaciones hispano-marroquíes. Es la primera o casi única representación
consular que España tiene al borde de la frontera, una frontera viva. Claro,
hay otras fronteras, con Francia y Portugal, pero no son fronteras que tengan
esta fuerza que tenemos aquí, de manera que yo me sentía aquí muy orgulloso y
muy contento haciendo una labor de muchísimo trabajo, la que me tocó. Sin
embargo, tengo que decir que fue una época difícil porque las relaciones entre
España y Marruecos han travesado momentos malos.
No puedo decir que encontré gran comprensión en las principales autoridades de
Tánger, no, y tampoco gran ayuda por parte de la Embajada de España en Rabat,
pues no había mucho interés en llevar a cabo cuestiones o en sacar adelante,
por ejemplo, cuestiones como la del Teatro Cervantes o otras tantas cosas, y
cuando yo iba a ver incluso al ‘wali’ (gobernador), pues tampoco él me
comprendía. Yo le dije en una ocasión al wali: “Si usted me manda un escrito
pidiendo cosas concretas creo que lo conseguiremos, porque Madrid quiere ver
que usted pide, no que yo vengo a dar”.
-¿Qué fue lo mejor y lo peor de
su trabajo?
-Lo mejor fue descubrir Marruecos, descubrir la fuerza sociológica que tiene el
Marruecos del norte, me encantó y realmente, de cierta manera, conservo muy
buenas relaciones. El caso es que vengo aquí siempre que puedo, he dejado
muchos amigos marroquíes, eso fue lo bueno, lo malo, pues no me acuerdo.
-Durante su etapa de cónsul
general, frecuentaba las ciudades de Asilah, Larache y Tetuán. ¿Qué significa
el norte de Marruecos para usted y qué piensa del futuro de esta región?
-Esto es mucha pregunta. Pero, vamos a ver, yo visitaba aquello porque,
efectivamente iba descubriendo algo que creo que es único en el mundo. Durante
mi etapa ahora aquí, estos días atrás, he llegado a decir algo que lo resume,
por ejemplo, las muestras de arquitectura que encuentras en Larache, que a veces
recuerdan a esas construcciones que hay en La Habana, el cielo, el mar, las
casa blancas, bajas, con balcones, esto es un estilo muy típico, pero que aquí
todavía es más bello y tiene mayor personalidad propia.
Yo no creo que eso de que son edificaciones de arquitectura española. Eso es un
error, porque en España no vas a encontrar nada igual, es una muestra de
arquitectura que yo creo que los arquitectos califican de arabo-andalusí, es
una arquitectura propia.
Al pasear por las calles de Larache, lamento que eso se pierda, cada vez que
vuelvo a esta ciudad lo encuentro peor y estoy preocupado, aquello está, en
cierta manera, abandonado.
-¿Cómo ha encontrado usted Tánger tras estos años?
-Tánger ha mejorado mucho. Hace diez años, desde que empecé a venir, y
encuentro que esta ciudad, sobre todo en los dos-tres últimos años. Es una
maravilla cuando se compara en el antes y en el después. Ha cambiado
enormemente, mis amigos aquí todavía se quejan de que falta esto y lo otro,
pero lo importante, se está caminando hacia delante y que la coyuntura
económica actual para Marruecos es positiva. Estamos viendo que va creciendo la
economía ‘shuia shuia’ (‘poco a poco’ en dialecto marroquí), pero crece,
mientras que en España está decreciendo, hay que tener un poquito de paciencia
y que esto continúe adelante.
Me dicen que el Rey de Marruecos se ha preocupado mucho porque esto sea así, y
yo le atribuyo probablemente, pues gran parte de este éxito.
-¿Cómo ve las relaciones entre
España y Marruecos en estos momentos? ¿Difiere mucho de las existentes en su
etapa tangerina?
-Las veo bien y difiere muchísimo, porque aquellos eran momentos fríos, tuvimos
el tema de Perejil y una serie de cosas de las que no había entendimiento entre
las partes, y la función consular, como no es en realidad una función política,
es una función eminentemente necesaria, tienes que atender al que pasa,
cualquier pregunta, y a quien tiene un problema. Había que seguir trabajando,
trabajar cuando los poderes centrales, como decía un autor, las cúpulas, que
son los que mandan y entienden bien, pues el trabajo del cónsul es una
maravilla. En cambio, cuando no se entienden las cúpulas pues era difícil, y
sin embargo, hemos hecho una labor de la cual me siento orgulloso, creo.
-Sabemos que usted está
colaborando muy activamente con la Universidad de Cádiz ¿Cuál cree usted que
debe ser el papel de la Universidad en la sociedad actual? ¿Y en las relaciones
entre los países?
-Efectivamente, como decía antes, el papel de la Universidad es el mismo de
siempre, el ayudar a construir el futuro, a preparar con responsabilidad
conocimientos y hacer saber a las generaciones que van a venir. Entonces,
hacerlo conjuntamente entre las dos universidades de ambas orillas va a
producir un resultado positivo.
El tipo de estudiantes que hemos tenido en estas jornadas, era un grupo de unos
70, son estudiantes marroquíes, casi todos, de altísimo nivel. Que quede bien
claro que daba gusto trabajar con ellos y responder a sus preguntas. En mi
opinión, tienen más nivel que sus equivalentes españoles en el momento actual
de la Universidad española.
-Señor embajador, ¿quiere usted
dirigir algunas palabras a sus amigos de Tánger?
-Tengo muchos amigos y muy buenos, en Larache, en Tetuán y en Tánger, les digo
que tengan un poco de paciencia, ‘shuia shuia’. Yo quiero ser optimista, ahora
me da la impresión de que estamos en el buen camino y que yo voy a colaborar
con ellos en todo lo que pueda, creo que podemos hacer cosas importantes,
porque ahora como tengo más tiempo libre que cuando era cónsul, pues estoy en
esta línea.
-Por último, ¿quiere usted añadir algo, algo que hayamos olvidado?
-Pues sí, mire usted, en relación con el contenido de mi intervención en estas
jornadas, quisiera resumirle un poco el mensaje que quería hacer llegar a
través de mi ponencia.
Hay que encontrar algún camino para el desarrollo económico y social del norte
de Marruecos, es una idea entre otras muchas, que puede haber otras, seguro que
las hay, ¿Por qué no desarrollar el sector turístico en el norte, que tiene
unas posibilidades grandísimas y sobre todo respecto a los turistas españoles
que están viniendo? En este mismo hotel donde estamos, he visto españoles en
grupos, les preguntamos a dónde van, van a Agadir o a Marrakech. Está claro que
desconocen las posibilidades que tiene Tetuán, que tiene Chaouen, que tiene
Larache y que tiene la misma Arcila (Asilah en francés).
Se podía decir, y es verdad, que en una ciudad, como Larache, no hay hoteles
adecuados, pero Arcila es una ciudad, que gracias al señor Mohamed Benaissa, ha
conseguido emerger y que tiene un atractivo turístico importante.
Entonces, yo he querido dar esta idea, creo que lo he conseguido, de que como
hay fondos de ayuda de financiación de inversiones preparadas en cuatro
canales, uno es la propia Junta de Andalucía, que está haciendo una gran labor,
en la medida en que le dejan, que tampoco tiene demasiada flexibilidad para
hacerlo, porque necesita contar con las autoridades centrales marroquíes para
poder llevar causas, o sea que tiene que ser de cierta manera a través de
Rabat. Como usted comprenderá, este largo ir y venir complica bastante las
cosas.
La segunda fuente de financiación, es el propio de los sistemas de financiación
marroquíes en que puede estar la Agencia de Desarrollo de las Zonas del
Norte.
La tercera fuente es la Agencia Española de Cooperación Internacional para el
Desarrollo (AECID). En mis tiempos, llegó en un año determinado a presupuestar
4.000 millones de pesetas de aquella época. Al principio, para el norte de
Marruecos, aunque yo no he visto mucho a dónde han podido llegar estos cuatro
mil millones, todavía me lo estoy preguntando.
La cuarta fuente es la fuente europea, que ahora está estableciendo unas
grandes cantidades de dinero para ser invertidas en Marruecos para facilitar su
desarrollo socio-económico.
El turismo en Marruecos
Hay otro pequeño punto, el número de turistas que recibe Marruecos, según las
estadísticas que me han dado, son alrededor de ocho millones anualmente, de
esos, 400.000 solamente son españoles, ya que la mayoría, como digo, van a los
destinos del sur, pero al contabilizar estas estadísticas, veo yo que solamente
se cuenta los que entran por el puerto y los que entran por el aeropuerto. Son
las dos vías naturales fáciles y sencillas por las que llegan los turistas
españoles, pero se oculta, sin mala intención, otra tercera vía de acceso, la
vía terrestre.
Hay turistas que entran a Marruecos por la vía terrestre, esta vía se encuentra
en un punto fronterizo conocido con el nombre de Tarajal (en Ceuta). Llegar o
entrar a Marruecos a través de este punto, supone realmente un acto de
heroísmo. No hay muchas facilidades y no es cómodo penetrar por este punto
fronterizo. Si pudieran ambas partes ponerse de acuerdo para simplificar,
darles una facilidad a los turistas, no digo españoles, pueden ser de otro
origen, eso favorecerá al turismo en toda la zona norte de Marruecos. Ése es
otro de mis consejos que ya he manifestado en las jornadas.
(*) José Ramón Remacha Tejada
Nacido en Burgos, es doctor en Derecho por la
Universidad Complutense y profesor de Derecho y Relaciones
Internacionales.
Ha impartido docencia en las universidades de Cambridge, Navarra, Valladolid,
Burgos, Georgetown, Maryland, Berkeley, Tánger, Tetuán, Cádiz y Huelva, así
como en la Escuela Diplomática.
Diplomático de carrera, ha ocupado diversos cargos de responsabilidad en el
Ministerio de Asuntos Exteriores, entre ellos, en las embajadas de España en
Jordania, Jerusalén, Washington y Suiza.
Como profesor, ha publicado múltiples obras y artículos, entre las que
destacan, ‘El Exequátur Consular en Jerusalén’, ‘Las fronteras de Ceuta y
Melilla’ y ‘La frontera hispano-portuguesa’. Igualmente ha participado en
numerosos proyectos de investigación y congresos internacionales. Más
recientemente, ha intervenido en el Instituto de Estudios Ceutíes, en el pasado
mes de septiembre, con una ponencia titulada ‘Ni tan larga la guerra, ni tan
chica: La Paz de Tetuán, 1860’.
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