Alguien, en un intento de lo que podríamos
llamar periodismo de investigación, ha tratado de establecer un informe entorno
a los presupuestos y gastos de los partidos en la actual campaña electoral que
acaba de comenzar.
Inútil. Buscó infructuosamente durante días…semanas.
Nada… absolutamente nada. Todo es obscuro y él no quería añadir otra obscuridad
a la obscuridad imperante. Prescindió de lo científico y decidió sacar el jugo
a través de la psicología del rumor.
¡Sorpresa! Nuestro periodista (cursillista)
encontró que de todos modos el 98 hasta el 99% de estos presupuestos son
consagrados a atacar la imagen del adversario en vez de explicar o mejorar la
imagen propia.
Otro plus marca que se suma a los
tristes plus marcas que ostentamos en materia política.
Sin embargo, los esfuerzos de nuestro periodista
(cursillista) han sido coronados de éxito al comprobar, pruebas en mano y
grabaciones de sonoros (testimonios diversos), que todo este dinero se dilapida
inútilmente. Que los marroquíes no creen a su prensa ni a sus oficiales y que,
como diría el otro, “hasta que no lo desmientan, nunca lo creen”.
¡Dios mío! Hasta aquí está llegando el escepticismo…
y lo que nos queda hasta terminar esta campaña electoral…
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