Por su anacrónica actitud respecto a su vecino sirio,
a Egipto y muchos otros países árabes, siempre y seguimos estimando que el régimen
turco está lejos de ser un modelo de corrección.
El impresionante
despegue socio-económico que le ha valido y sigue valiéndole el apoyo popular está
sien do eclipsado por los sucesivos errores y una incorregible autosugestión geopolítica de Erdogan y sus próximos colaboradores.
Su concepción
exclusivamente securitaria y militar le ha valido dolorosas concesiones ante
Israel y Rusia y…! lo que te queda por rondar morena!
No obstante,
todo se olvida… todo se borra cuando irrumpen los colocadores de bombas, asesinan do in discriminadamente, muy a
menudo a inocentes como esta mañana en el atentado de Cizre.
Erdogan, artífice
de un milagro económico y por poco político se había olvidado de que no hay
terrorismos, hay solo uno e indivisible.
Ahora
estamos asistiendo a una verdadera metamorfosis en la lucha de los kurdos en la
región, tanto allí, como en Siria e Irak,
donde impulsados y creyendo protegidos por Estados Unidos están pasando de victima a victimarios, agrediendo, complotando y, ahora, cometiendo
las mismas y siniestras obras de Daesh.
De tal modo
que Erdogan ha acaba do por convencer de
que Daesh y los kurdos son las dos caras
de la misma moneda aun que Estados Unidos y el rencoroso occidente diga lo
contrario.
Todos pues
con Turquía, su pueblo y sus dirigentes,
contra la barbarie, contra la
intolerancia y contra el terrorismo bajo todas… absolutamente todas sus formas.
El gobierno
turco acabará por comprender que no es posible tener un pie aquí y otro allá.
La lucha
contra el terrorismo es compleja, no por su fuerza ni por sus medios, sino única
y exclusivamente por sus hipócritas patrocinadores y por la relación o alianza que
se tiene, a menudo, con ellos.
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