El curso de las operaciones militares en Siria y en Irak
preocupa muy seriamente a Estados Unidos cuyos, vicepresidente llega a Ankara y
el Secretario de Estado a Riad.
Comienzan las
cosas serias: su Daesh y otras bandas terroristas están en peligro. Estrategas
y financiadores se conciertan para evitarlo. En Estados Unidos, en este oceabo de incogruencias de todo orden,, paradójicamente
el único que parece sensato y llama las cosas con su nombre es Doland Trump quien
acusa a la administración Obama de crear
y apoyar al terrorismo. Por ello, ante su voluntad de desmantelar esta política
nunca llegará a la presidencia… vivo.
Ante el silencio cómplice pero muy ilustrativo de la situación
y sus imperativos de la ONU, de la Liga árabe
y de los campeones de la legalidad internacional, los turcos entran al norte de Siria en
un momento en que Estados Unidos
prometen traicionar a su aliado kurdo como ya lo han hecho con otros agentes y
domésticos árabes.
En este convulsionado proceso la presencia rusa
en Siria y en la región encuentra su justificación y hasta su
legitimidad en tanto que factor de equilibrio de la “correcta” aplicación del “derecho
internacional”.
Sin apoyo ruso ¿Qué es lo que hubiera su cedido con acusaciones de armas químicas que todos los
indicios apuntan hacia Francia y sus
manos sucias en el mundo árabe.
Oriente Medio y no solo Irak y Siria estrenan era de in
certidumbre y de amenaza potencial a la paz mundial. El epicentro terrorista se
desplaza poco a poco hacia Irán con financiación de conocidas potencias
regionales.
A finales de mandato,
Estados Unidos están jugando con el fuego. Luego lo lamentaremos todos, unos más
que otros, pero todos.
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