Lo han politizado todo…hasta la verdad y la mentira.
Nada se hace en estos días sin pensar en las próximas elecciones. Nada es más
peligroso que creer lo que dicen… hasta el precio del cordero de cara a la próxima
Fiesta del Sacrificio.
¿La culpa, si
culpa hay, de quién? No resultaría fácil determinar la responsabilidad ¿Gobierno,
oposición, ambos, ninguno?
La verdad
es que están lejos…muy lejos de asumir sus responsabilidades y cumplir con el deber nacional.
Para unos
el ciudadano equivale un voto. Para otros
ni esto…
Para todos,
son los únicos, en este país, adultos y
vacunados y creen que pueden fácilmente convencernos
con sus balances o sus promesas y perspectivas.
Lo decimos
y lo repetimos: todos son iguales hasta probarnos que no lo son.
¿Hay
alguien en este país que tenga la menor idea de lo que proponen nuestros
partidos políticos? ¿Aparte de sus insultos y continuas querellas tienen
realmente algún proyecto de sociedad?
¿En qué
hemos cambiado pasando de socialistas a socialistos, a liberales a islamistas y a…? ¿En qué se
diferencian o lo que es más exacto: en qué se van a diferencias, esta vez?
A un poco más
de un mes de los comicios, los ciudadanos de a pie estamos perdidos entre las
promesas de unos y los discursos de otros.
No, señores, nada ha cambiado en el país. Lo de siempre,
la misma palabrería y los mismos puñetazos libres verbales y dialecticos.
Ya lo sé,
ni siquiera valía la pena evocar.
¿A quién
debemos creer? ¿A estos, a aquellos, a los dos, a nadie?
A nadie… a
nadie…
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