No. Francamente no es fácil atreverse
a leer algo en la prensa estos días. Hasta los que su honestidad profesional es
incuestionable parecen haber sido atraídos hacia uno de los bandos.
Tampoco era difícil conservar, celosamente de ser posible, el estatuto
de la profesión, su deontología y sus principios éticos. Luego habrá quien
habla de manipulación. No, no existe y no puede existir en un entorno sano,
objetivo y consciente. Màs bien se llama compra (o venta por otros) de
conciencias.
El periodista, quiero decir, el verdadero y no, como mi amigo Mokhtar
El Gharbi los califica “periodistados”, es y debe ser testigo de su tiempo. De
hecho de su comportamiento durante las elecciones, antes, durante o después de
ellas, depende la salud democrática de un país. Un partido que compra conciencias
no es digno de nuestra confianza y un periodista que se deja comprar por un
partido deja de ser periodista. En otros países, en parecidas circunstancias
los sindicatos de prensa ponen en pie células de crisis para seguir y vigilar
el comportamiento de los profesionales del sector.
Los partidos políticos velan por sus intereses. Debe ser de la manera
màs correcta, si no…
Los periodistas deben cuidar y proteger, con todos los medios, su
credibilidad y la del órgano que representa. Ni con éste ni con aquél. Con la
verdad y con el interés general. Con los ciudadanos cuya confianza da alas y
con los principios éticos que sin ellos no hay patria ni política ni forma de
ser ni de actuar.
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