Cuando me llamó mi amigo Seddik
Maaninou, entonces secretario general del Ministerio de Información para
transmitirme el “deseo de Sidna” de hacer un diario en español en Marruecos comprendí, sin decírselo que si no era imposible, si muy
difícil…
Por ello, al ver al entonces
ministro de Interior y de Información, el difunto Dris Basri le expresé mis
criterios en torno a estas dificultades.
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Yo no te estoy pidiendo nada, yo te estoy dando una orden
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¿Orden? Pensé, recordando aquél actor egipcio que dijo una vez que
Interior e Información no van nunca juntos. Pero me quedé sin voz hasta que me despertó
la voz del ministro:
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¿Y sabes por qué?
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No, me limité a responder
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Porque a mi no se me ha pedido nada, sino se me ha dado una orden. Tú
no van a pedir nada, sino vas a dar órdenes, pero este diario tiene que estar
en los kioscos el próximo día 16.
Era el 14 de noviembre de 1999. El 16 de noviembre con un drasticamente reducido equipo: Mostada Alami, Fadel Benaich, Larbi Damoun, servidor y una inquebrantable voluntad de hacerlo bien,“La Mañana”
estaba en los kioscos, pero no para las Tres gloriosas (16-17 y18) sino para casi cuatro años.
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