Discurso del trono/Mapa de ruta: “El incumplimiento del deber de luchar contra la corrupción es una forma de corrupción”
Como ya señalamos
antes, el discurso del trono es tradicionalmente un discurso-balance. Lo que se
ha hecho. Lo que queda por hacer. Los esfuerzos por realizar y lo que se debe
desplegar para realizar más.
Este ano fue
un discurso de la clarificación y de la firmeza, tanto sobre el plano de la política
interior como exterior de Marruecos.
En el 17
aniversario de su entronización, el rey Mohamed VI ha basado su discurso con
esta ocasión en cinco temas esenciales que son:
Las próximas elecciones
y la campana electoral, la lucha contra la corrupción, la situación securitaria en el reino y
finalmente el Sahara en la política exterior, en torno al cual el monarca ha reiterado que está
por encima de las corrientes y de cenáculos: “no participo
en ninguna elección ni pertenezco a ningún partido. Soy el Rey de todos los
marroquíes, ya sean candidatos o electores, y también de aquellos que no votan”
regañando a los “partidos que hacen sobrepujas patrióticas, ajustes de cuentas
personales o por intereses partidistas” . A todos ellos les dijo la: basta ya
de utilizar la patria para saldar cuentas personales o para realizar estrechos
intereses partidistas”. A ello, el monarca ha añadido esta frase definitiva: “Todos
los actores, candidatos y partidos,
deben dejar de instrumentalizar la persona del rey en cualquier lucha
electoral o partidista”.
Todo el
mundo comprenderá o debe comprender. Las cosas claras…muy claras incluso para
el peor sordo que no quiere oir ni escuchar.
“El
incumplimiento del deber de luchar contra la corrupción es una forma de corrupción”
preciso el rey.
En
cuanto al Sahara, el soberano dijo que permanecerá en sus posiciones y su vuelta al cenáculo africano no debería representar ningún reconocimiento
de una entidad que no posee ninguno de los atributos de un Estado.
En lo
que concierne a la seguridad, el rey Mohamed VI ha rendido homenaje a los esfuerzos
de los departamentos concernidos, especialmente a los hombres y mujeres “que
trabajan día y noche con modestos medios, pidiendo que se les acuerden medios
humanos y materiales que necesitan.
En relación
a la diversificación de los socios internacionales de Marruecos, se trata, según
el rey, de una opción estratégica en un mundo que cambia constante y muy rápidamente.
Lo que, preciso el soberano, no
significa un a renuncia de Marruecos a sus aliados tradición ales, hacia los
cuales continua honorando sus compromisos. El Rey evoca una consolidación de
las relación es de partenariado, especialmente con Francia y con España.
Finalmente
este párrafo entero por su extrema importancia en las actuales circunstancias y
en las futuras del país:
“El nuevo concepto de
autoridad implica pedir aclaraciones y rendición de cuentas a través de los
mecanismos de control y aplicación de la ley, y con respecto a los electos,
ello tiene lugar a través de las elecciones y ganando la confianza de los
ciudadanos.
Por otra parte, nuestro
concepto de autoridad se basa en la lucha contra la corrupción bajo todas sus
formas, ya sea en las elecciones, en la administración, en la justicia, etc. En
este sentido, no cumplir con el deber constituye una forma de corrupción.
La corrupción no es una
fatalidad ni jamás fue un carácter de los marroquíes. Sin embargo, se ha
desvirtuado el uso del concepto de corrupción, hasta llegar a ser algo normal
en la sociedad.
En realidad nadie está al
abrigo de la misma, si exceptuamos a los profetas, enviados y ángeles.
Combatir la corrupción
corresponde al Estado y a la sociedad: el Estado lo hace mediante sus
instituciones, y a través de la puesta en marcha de los mecanismos legales para
combatir este grave fenómeno, criminalizando todas sus manifestaciones y
castigando duramente a los corruptos.
La sociedad, con todos sus
componentes, puede hacer otro tanto a través de su rechazo y denuncia de sus
autores, así como educando sobre cómo alejarse de la misma, acudiendo a los
principios de nuestra sagrada religión y a los genuinos valores marroquíes, que
se erigen sobre la honradez, la integridad y la dignidad”.
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