Servidores del Estado que se sirven
de este Estado. Un disparate que no honora ni al país ni al paisanaje.
¡Horrible! Afortunadamente ninguna incorrección
dura para siempre.
¿En qué otro país del mundo existe
tan desproporcional aberración?
A pesar de que no todos ordeñamos la misma
vaca lechera, todos los marroquíes somos servidores del estado (de la patria).
La lista publicada hoy por la
prensa de los “afortunados” “servidores del estado” es absolutamente alucinante.
¿A quién se debe creer, desde ahora
en adelante? “En qué discurso o mensaje político de los políticos se debe
confiar? ¿Quién es el ejemplo y quién es la excepción que confirma la regla de
la depravación?
Todos somos serviciadores del Estado pero no todos nos
servimos de él ni tenemos, como tienen algunos, las grandes facilidades de
interpretar la ley y de usurpar derechos.
Los marroquíes somos objeto y presa
de una profunda conmoción. Si se ha revelado la existencia de tan larga y trágicamente
ilustrativa lista es porque hay otras… quizás incluso muchas otras.
Es el suspiro. La prensa (alguna no
toda) habla, la gente valora y los marroquíes
todas las clases sociales confundidas, sobre todo los “de a pie” se preguntan ¿En
qué país vivimos?
El asunto es infinitamente más
grave para pasar la esponja y decir, como siempre nos dijeron, luego
incumplieron “borrón y cuenta… vieja”.
Mientras, otros marroquíes, menos
afortunados, sin empleo y sin esperanza
de que lo tu vieran trepan hacia balcones de sedes extranjeras para enarbolar
banderas ajenas. Ellos no tienen la posibilidad de beneficiarse algún día de
una parcela de 3 500 metros en la arteria más elegante de la capital, pero
tampoco lo sueñan. A ellos les bastaría que alguien en este país comprendiera
de que hay mucha diferencia entre vivir y existir… ellos existen y los de las
parcelas (los servidores del Estado o mái exactamente los que se sirven del
Estado) viven, y no hay derecho.
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