En voz alta
En un correo
al Secretario general de la ONU, Khatri Addouh que es secretario general del
Polisario y su “presidente” en funciones, pide un “plan para un proceso de
negociaciones directas, intensas y de alto nivel entre el Polisario y
Marruecos” en presencia de “los principales actores de las dos partes”.
Independientemente
de lo que piensa Argelia, lo que haya podido trampear o a lo que desea llegar
para pailar su envidiable situación socio-económica, la propuesta o, en el peor
de los casos, la crisis de alucinación, de Addouh merece atención y mucho
interés.
De no ser
otro chanchullo de Argelia se trataría, a todas luces, de la primera y
verdadera iniciativa procedente de los campamentos de Tndouf y en este caso, se
debe responder o, por lo menos corresponder.
Evidentemente
hay detalles que se deben puntualizar antes de
entablar esta “histórica” etapa que el presidente en funciones del
Polisario sugiere.
Es decir: se
debe precisar las “dos partes” porque, o bien se puede tratar de un escenario
colombiano y, por lo tanto, “negociaciones directas” entre marroquíes: una subversión
que reivindica derechos políticos, económicos o sociales y el Estado marroquí sin
injerencia ni de Argelia ni de Cuba o bien se puede interpretar a “las dos
partes” como los saharauis del Polisario (Argelia) y los saharauis marroquíes que
viven y ejercen sus derechos y asumen sus deberes en su país: Marruecos. Y en
este segundo caso las “negociaciones directas” deben desarrollarse entre los
dos: el Polisario y el Corcas, por ejemplo, porque la inmensa mayoría de los saharauis
y la ONU lo sabe y lo considera no reconoce al Polisario ni su autoridad moral
o política para representarlos.
Así, las
cosas claras se debe desprender un criterio común representativo a todos los saharauis
después de un proceso de “negociaciones directas” entre las dos fracciones de los saharauis.
Lo que no sería
razonable es pedir al Estado marroquí “negociar directamente” con una ínfima minoría
de sus hijos teledirigidos por un vecino hostil a expensas de la inmensa mayoría
de ellos que ven el presente y el futuro en su país: Marruecos.
En síntesis,
salvo sorpresas al estilo argelino, la propuesta de Khatri Addouh se debe tomar
en cuenta.
Veremos…
dijo el ciego.
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