A pocas
horas del comienzo del escrutinio en el marco de las legislativas en España,
todo el mundo está convencido de que estas elecciones tampoco darían una mayoría
suficiente como para gobernar y menos aun para aplicar el programa electoral.
De donde la paradoja de votar. ¿Por quién y para qué?
Si en
Marruecos, como decía el mariscal Lyautey, gobernar es llover, en la vecina España
gobernar es satisfacer y sin mayoría suficiente para hacerlo, los comicios se
convierten en una simple formalidad.
2 millones
de indecisos podrían hacer que la liebre salga de donde menos se piense.
En las respectivas
campanas electorales se ha dicho todo… se ha prometido… se ha advertido y se ha
suplicado. Una cámara ingobernable seria el gran problema y el comienzo de un dilema que desvaloraría
la escena política en España.
Lo màs sobresaliente
en los comicios de mañana es que hasta los que ayer estaban decididos por este
o aquél, han cambiado o están cambiando de parecer. El efecto brexit alteraría ineluctablemente
las coordenadas de la función de las intenciones de voto. La incertidumbre en
cuanto al futuro de Europa (y por con siguiente de España) produce prudencia y ponderación.
El voto-sanción, principal razón del desmembramiento del mapa político durante
las elecciones de diciembre puede desaparecer para beneficiar a los dos
partidos principales: el Partido Popular (PP) y Partido Socialista Obrero español
(PSOE).
En síntesis,
elecciones claves para el futuro inmediato de España y claves son sus retos, su
dimensión y su alcance historia.
Los españoles
tienen mañana cita con la historia. Que gane quien creen puede hacer lo mejor
para ellos y para Europa.
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