Después de las finanzas públicas,
el tribunal de cuentas vuelve a atacar, esta vez, con un espectacular informe
sobre los establecimientos y empresas públicas (EEP), citado por “L’Economiste”.
Poniendo en tela de juicio la remuneración de los
dirigentes en este sector, la jurisdicción subraya que esto se hace caso por caso, llegando, de esta forma a “abismos” incluso en “las empresas que
faenan en el mismo sector de actividad y de talla equivalente”.
Sobre este tema, la constatación es
inapelable puesto que no existe ninguna norma que fija los límites mínimos y
máximos en función de la actividad y la importancia de la empresa, afirma el
tribunal de cuentas en su informe.
Se está muy lejos de las buenas
prácticas internacionales que fijan un sueldo variable en función de los
resultados y los logros realizados al frente de esta o aquella empresa.
Enésimo punto negro de los EPP, el
actual marco no define claramente el estatuto de los administradores
independientes.
Uno de los aspectos que atraen más
la atención en este informe del tribunal de cuentas, es la ausencia de un
“sueldo variable según los resultados realizados”.
En efecto, muchos máximos
dirigentes de empresas en Marruecos cobran más que el jefe del gobierno,
estando al frente de empresas estatales o privadas en semi-quiebra y muy a
menudo que vegetan, a expensas de los fondos del contribuyente marroquí.
Un sueldo en función de los
resultados y conforme a las realidades del país sería lo más idóneo en un país
que se vanagloria de querer ser emergente y ejemplo entre los ejemplos, porque
resulta cuando menos increíble ver, donde hay tanta opulencia y despilfarro,
hay tanta pobreza y escasez.
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