Pero, parece rentable… muy rentable incluso y hasta estratégico para
algunos (Rusia, EE.UU. y Arabia saudita
cuyo canciller, sin mandato del pueblo sirio ni internacional no sabe hablar de
otra cosa que no sea el destino del mandatario sirio, Bachar al Assad).
Tan rentable que no acabamos de comprender lo que pasa realmente: están
de acuerdo, no están de acuerdo… han acordado… han discrepado… han… han
No parece importar a nadie de ellos los centenares de víctimas que
caen en los antes citados países con las armas que “regalan” y las maquinas de
guerra que proporcionan.
Observen hasta dónde puede llegar el cinismo de estos países patrocinadores
del terrorismo pero con caudales de lágrimas de cocodrilo: Cuando el líder de
Hizbollah anuncio ayer el próximo fin de Daesh, la frontera sirio-turca ha
conocido hoy (desde anoche) una febril actividad de transporte de todo tipo de
armamento a Daesh y a las demás bandas ultra-radicales.
La principal preocupación ahora de EE.UU y los “suyos” no es el
terrorismo, sino su fin. Es decir el pos-terrorismo.
Ni Washington ni sus satélites parecen preparados a esta etapa geopolítica
en Oriente Medio… ni siquiera han pensado que iba a llega tan pronto.
¿Se acaban los comandantes chechenos a sueldo de Estados Unidos en
Chechenia que ahora forman el grueso de la intendencia militar de Daesh y de
Nosra?
Parece que si aunque algunos hablan de una desacertada operación americana
cuando decidió ampliar el campo de acción de Daesh a Libia, para intervenir, a
Egipto para distraerla de Israel y al Yemen para testar la capacidad de Irán.
El fin de Daesh en Siria o en Irak no puede significar la permutación de
su epicentro a otros países. Su fin en Siria y en Irak es el fin de la influencia
y de los proyectos americanos y sus satélites en la región. Y su fin significa
el fin de las olas y oleadas de refugiados que generan miles de millones de dólares
que nadie sabe exactamente donde van a parar: ¿Financiación del terrorismo? Muy
probablemente.
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