Buenos días Marruecos
Esta mañana no voy a hablar
de política ni de la actualidad, sino simple y noblemente de uno de estos
aspectos que, sin preverlo, te llena de alegría y regocijo.
Era durante la reciente
celebración del coloquio internacional sobre el futuro de la comunicación en
nuestro país. Era, como dicen los francesas, aunar lo útil y lo agradable (o
grato).
Ustedes saben que muy a
menudo en este, eternamente agitado mundillo de la prensa, muchos nos conocemos
a través de lo que leemos o escribimos… y este fue uno de mis casos durante
aquél acto con los colegas y paisanos Mohamed Said Sousi, a quien leía
asiduamente y con quien, todo habrá que decirlo, discrepaba continuamente. Pero
leía, casi devoraba todo lo que escribía y sentía un legitimo respeto hacia sus
ideas y sus visiones. Derecho a discrepar y obligación de respetar y, en este
caso, considerar y admirar… y es que los buenos artículos en estos extraños tiempos,
brillan por su ausencia. Los de Mohamed Said Sousi lo eran/son. Por ello lo suyo es referencia o por lo menos para mi.
Le dije a mi amigo Mokhtar
Al Gharbi que voy a saludar a unos paisanos (él y el periodista Khomsi de Al
Ayam) que, por cierto non os conocíamos personalmente y así fue.
No hablamos de nada… tampoco
era el momento. Un saludo, una sonrisa y una corriente que ha pasado veloz pero
ilustrativamente: además de que ambos somos tetuaníes compartimos el mismo afán
de escribir y de, como se dice ahora, “exteriorizarse”.
Más tarde no supe por qué no
le dije que yo también me llamo Mohamed Said y que lo de Mohamed despareció
entre los escombros de los programas de radio y televisión que presenté…
Pero, el hombre (aunque es
in finitamente más joven de lo que yo creía) era exactamente del mismo
temperamento que me había imaginado.
Él, nuevo y buen amigo y colega,
Mohamed Said Sousi y otros como Maaninou, Gharbi, Ben Yessef, Mohamed Hassan
ElJoundi, Khaled Mechbal, Mamoun Louraui me dejaron un agradable sabor que,
sinceramente va a durar mucho.
Gracias a todos.
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