En voz alta
El general americano James Jones acaba de revelar que en torno al
presidente Barack Obama no todo el mundo tiene el mismo punto de vista… sobre
Marruecos.
El ex consejero de Obama y probablemente futuro de Hillary Clinton, si
es elegida presidenta reconoce en una entrevista el martes pasado a “The Hill”
(como lo acabamos de evocar) los errores “de orden cronológico de los
acontecimientos” mencionados en el bochornoso informe y lo que es más revelador
la diferencia de criterio entre el Departamento de estado y la Secretaria de Estado
para la seguridad nacional en torno al tema de marruecos y la actitud que
Estados Unidos deben tomar respecto a él.
A primera vista esto parece sano. Derecho a discrepar, pero en el
fondo se trata de una inquietud suplementaria para la comunidad internacional.
Marruecos, como señaló el ex ministro de Comunicación, Khalid Naciri,
ha avanzado mucho en materia de Derechos humanos “y no para gustar a estados
Unidos”, campeona de violaciones de Derechos humanos en su país y en el mundo
(esto lo decimos nosotros). Las torturas americanas que rozan el surrealismo en Guantánamo (territorio cubano usurpado
hasta ahora por EE.UU.) o en la prisión Gharib (Irak), superan la imaginación y,
en principio debían prohibir a sus autores a profanar los valores morales,
hablando de derechos humanos ni en su país ni fuera de él.
Pero como todo tiene una explicación la diferencia entre el
Departamento de Estado y la Secretaria de Estado americanos no constituye en
este sentido ninguna excepción: mientras que en el primero cierta Kerry Kennedy
hace la ley y nadie ignora la habilidad de compra-venta de los principios e ideales
de la señora Kennedy en la segunda la saga Kennedy está y estuvo siempre ausente.
Y… punto. De Kerry a Kerry y que el mundo dependa de lo que cree uno (una)
de estos dos Kerrys.
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