El tema, cada vez que se produce un drama, cobra actualidad y se convierte,
durante unos días, en un polo de atracción, de comentario y de análisis y muy a
menudo entre algunos sectores sociales de crítica y de condena.
Esta vez son 130 personas muertas en el Mediterráneo que intentaban
alcanzar las costas europeas en su mayoría marroquíes a pesar de la escalofriante
y estremecedora indiferencia de las autoridades marroquíes ante el drama de sus
ciudadanos, que se suman a las 1 370 y más de 600 salvadas “in extrimis”
que se unen a las 10 000 recuperadas en alta mar en 4 días.
Durante el 2015 unos 7 164 emigrantes irregulares de países como Marruecos,
Argelia o Guinea, han llegado a suelo europeo, después de transitar por
Marruecos y Mauritania.
Por otra parte, el numero de in migrantes que lograron llegar a Europa
desde Italia, pasando por Libia se eleva a cerca de 154 000 personas
debido a que la ruta de Turquía que da acceso a Europa desde Grecia continua
batiendo todos los plus-marcas, registrando un tránsito de más de 885 000
inmigrantes clandestinos y refugiados en lo que llevamos del 2016.
Hace poco decíamos aquí mismo que, más allá de estas sobrecogedoras cifras
e independientemente de las vías más frecuentadas, informes de Interpol y de
Europol revelan una escandalosa y vergonzante faceta de este tráfico de seres
humanos:
En efecto, las dos organizaciones securitarias desvelan que se trata de una
actividad que ha podido generar no menos de 5 500 millones de DH de
ingresos para estas redes durante el 2015. Un tráfico muy lucrativo que, según
los mismos documentos, el 90% de los candidatos a la inmigración clandestina
recurren a los servicios de estas redes.
Estamos pues ante un crimen organizado que puede seducir a más de un
dirigente mal honesto o incluso a países en crisis como Turquía o en quiebra de
coherencia estatal como Libia ante los cuales la única solución que podría, si
no acabar con el flagelo, por lo menos paliar parte de él, consiste en adecuar
el arsenal jurídico de todos los países: de destino, de transito y de
procedencia para más rigor y para más disuasión. Y asimismo más determinación y
más voluntad política de lucha contra esta lacra, que por poder vincularse a
todas otras, como el terrorismo; es infinitamente más grave que el
narco-trafico.
La geometría variable de muchos países europeos y de Estados Unidos, sus
enlatados valores morales y su hipocresía cuando defienden sus intereses ha
sido la principal causa de tan desastroso fenómeno que, a todas las luces, de seguir
así, estaría solo en su comienzo.
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