En voz alta
El embajador americano en Rabat
acaba de reconocer “off the record” un solo error en el informe de su
departamento de estado sobre el estado de derechos humanos en Marruecos: la confusión
del Director general de la DGSN/DGST, Abdellatif Hammouchi con otro personaje del estado. Era demasiado
flagrante y no se podía ocultar ni tergiversar.
O sea: que persiste en el error a pesar de que
todo el mundo sabe que el error más grave de aquél informe ha sido la importancia
que Marruecos le ha dado, porque muy pocos ignoran el objetivo y la finalidad
de este tipo de iniciativas del departamento de Estado en el mundo.
Pero hay respuesta y
respuesta… Hoy me gustaría traer lo que yo llamaría “la respuesta cubana”:
Durante el reciente viaje del
presidente Barack Obama a Cuba, los servicios de prensa de la Casa Blanca
montaron una verdadera farsa propagandística: filmar y fotografías al
presidente de espaldas a un enorme retrato de Che Guevara en la Plaza de la revolución
en la Habana.
El objetivo consistía en dar
la impresión de que la isla caribeña estrenaba era… una era en la que no cabían
los símbolos de su revolución y que “todo aquello” quedaba atrás.
Pero como el criminal
embargo, aquellos héroes no podían quedarse atrás…
A pesar de que el “show”
estaba tan minuciosamente montado, los cubanos lo descubrieron, decidiendo responder
de la manera más civilizada: al día siguiente una millonaria manifestación en
la misma Plaza exigía fidelidad y lealtad a la revolución, a sus hombres y a
sus ideales. El mensaje ha llegado a Washington: hay un abismo entre el Che y
Obama.
Es este tipo de respuestas
muy civilizadas las que hacen daño a los disfrazados de palomas de la paz
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