Riad/Cumbre Marruecos CCG:#Riad/ #Discurs real “La región árabe vive al ritmo de intentos de cambio de regímenes y de fragmentación de Estados”
Riad/MAP
Debido a su carácter
eminentemente histórico y nuevo en la terminología y léxicos políticos y geopolíticos
árabe-musulmanes, estimamos conveniente ofrecerles el texto íntegro del
discurso pronunciado por SM el Rey Mohammed VI, hoy (miércoles 2°-4) en Riad,
ante la Cumbre de Marruecos-Países del Golfo
"Loor a Dios, la
oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y
compañeros,
Majestades y Altezas Hermanos,
Excelencias,
En el día de hoy, llego con el
corazón rebosante de amor y orgullo, como siempre me sucede cuando visito la
zona del Golfo arábigo.
En primer lugar, he de expresar
mis agradecimientos a Nuestro Hermano, Servidor de los Dos Santos Lugares, el
Rey Salman Ben Abdul Aziz Al Saúd, por haberse dignado acoger esta importante
Cumbre; así como a todos los Dirigentes de los Estados del Consejo de
Cooperación del Golfo, por su participación en la misma.
Quisiera igualmente expresarles mi
orgullo y consideración por el apoyo material y moral que brindan a Marruecos,
a fin de realizar sus proyectos de desarrollo y defender sus justas causas.
Nuestro encuentro de hoy viene a
materializar el arraigo de los fraternales vínculos, la consideración que nos
unen, así como la fuerte cooperación y solidaridad existentes entre nuestros
países.
Así pues, a pesar de la distancia
geográfica que nos separa, nos unen, gracias a Dios, fuertes lazos que no sólo
se cimientan en la lengua, la religión y la civilización, sino que también
estriban en el aferramiento a los mismos valores y principios, así como a
constructivas orientaciones análogas.
Compartimos también idénticos
retos y afrontamos las mismas amenazas, sobre todo en el dominio securitario.
Pero nos podemos preguntar: ¿qué
es lo que justifica esta Cumbre, primera de su género? ¿Y por qué justamente
hoy?
Majestades y Altezas Hermanos,
Hemos logrado asentar sólidas
bases de una cooperación estratégica, como resultado de un fructífero proceso
de cooperación bilateral, gracias a la voluntad común que nos anima.
La cooperación de Marruecos y el
Golfo, no ha nacido de unos intereses coyunturales o de cálculos pasajeros. Más
bien extrae su fuerza de la sincera fe en un destino común, así como de la
coincidencia en los puntos de vista en torno a cuestiones que compartimos.
Así pues, nos reunimos hoy para
aportar un fuerte impulso a esta cooperación, que ha alcanzado tal grado de
madurez que nos viene a interpelar para desarrollar su marco institucional y
los mecanismos de su aplicación.
He aquí la mejor prueba de que la
acción árabe común no se realiza mediante reuniones y discursos, ni tampoco a
través de las cumbres periódicas formales, o con decisiones preestablecidas
irrealizables, sino que requiere la acción seria, la cooperación palpable y la
consolidación y aprovechamiento de las experiencias logradas, principalmente la
experiencia precursora del Consejo de Cooperación de los Estados del Golfo
arábigo.
He aquí un mensaje de esperanza
dirigido a nosotros mismos, y una señal fuerte para nuestros pueblos, mostrando
nuestra fuerza de materializar proyectos movilizadores comunes.
Majestades, Altezas,
La presente Cumbre tiene lugar
dentro de una coyuntura difícil. La región árabe vive al ritmo de intentos de
cambio de regímenes y de fragmentación de Estados, como ocurre con Siria, Irak
y Libia, con todo lo que ello supone como muertes, éxodo y expulsión de los
hijos de la nación árabe.
En este sentido, aquello que fue
presentado como "primavera árabe", ha dejado tras de sí destrucciones
y dramas humanos. Ahora estamos viviendo un otoño catastrófico que tiene por
objetivo apoderarse de las riquezas de los demás países árabes, intentando
minar las experiencias exitosas de otros países como Marruecos, atentando
contra su destacado modelo nacional.
Nosotros respetamos la soberanía
de los Estados, así como sus orientaciones de establecer y desarrollar sus
relaciones con los socios que deseen. No estamos aquí para pedirnos cuentas,
unos a otros, por nuestras opciones políticas o económicas.
No obstante, ahora hay nuevas
alianzas que podrían desembocar en divisiones y en un replanteamiento de la
situación en la región. En realidad, se trata de intentos para provocar la discordia
y crear nuevos desórdenes que no van a exceptuar a ningún país, teniendo graves
consecuencias sobre la región e incluso sobre la situación mundial.
Por su parte, Marruecos, además de
procurar salvaguardar sus relaciones estratégicas con sus aliados, ha procedido
en los últimos meses a diversificar sus cooperaciones, tanto políticas como
estratégicas o económicas.
En este contexto se enmarca
Nuestra lograda visita a Rusia, durante el mes pasado, y que ha sido marcada
por la promoción de nuestras relaciones a un arraigado partenariado
estratégico, y a la firma de acuerdos estructurantes, en diferentes ámbitos
vitales.
De igual modo, nos orientamos
hacia el lanzamiento de partenariados estratégicos con la India y la República
Popular de China, a la que próximamente realizaremos una visita oficial, si
Dios quiere.
Sin ser una reserva dependiente de
algún país, y libre en sus decisiones y sus opciones, Marruecos
permanecerá fiel a sus compromisos hacia sus socios que no deben considerar
aquello como un menoscabo de sus intereses.
Por ello, la celebración de esta
Cumbre no va contra nadie, en concreto, y menos aún contra nuestros aliados. Se
trata de una iniciativa natural y lógica de países que defienden sus intereses,
como todos los demás, sabiendo que nuestros hermanos en el Golfo, financian y
suportan las consecuencias de las guerras sucesivas que se producen en la
región.
Majestades, Altezas,
La situación es grave, sobre todo
en el seno de la escandalosa confusión de posturas y de la duplicidad de discursos
que expresan amistad y alianza, e intentos de atacar por la espalda.
Así pues, ¿qué quieren de
nosotros?
Estamos ante conspiraciones que
buscan atentar contra nuestra seguridad colectiva. Todo está claro, no es
necesario ningún análisis; el deseo que les anima no es otro sino atentar
contra nuestros países que han sabido preservar su seguridad y estabilidad, así
como mantener sus regímenes políticos.
Me refiero aquí a los países del
Golfo arábigo, a Marruecos y a Jordania, que constituyen un oasis de seguridad
y paz para sus ciudadanos, y un elemento de estabilidad en el seno de su
entorno.
Estamos abocados a los mismos
peligros y a las mismas amenazas, a pesar de sus diversas procedencias y
manifestaciones.
En este sentido, la defensa de
nuestra seguridad no sólo representa un deber común, sino más bien un todo
indivisible. Marruecos siempre ha considerado que la seguridad y estabilidad de
los países del Golfo arábigo forman parte de la seguridad de Marruecos; lo que
os perjudica nos perjudica y lo que os afecta nos afecta.
Esto mismo es lo que procura
materializar en todo momento y circunstancia, para hacer frente a todas las
amenazas que conoce la región, ya se trate de la Primera Guerra del Golfo o de
la operación de restitución de la legalidad al Yemen, además de la permanente
cooperación en materia securitaria y de inteligencia.
Majestades y Altezas Hermanos,
Los planes hostiles que buscan
atentar contra nuestra estabilidad, son permanentes y no cesan. Así pues, tras
desgarrar y destruir un determinado número de países de Oriente árabe, ahora
pretenden hacer lo mismo en su Occidente; el último de los cuales no es otro
sino las maniobras que se están forjando contra la unidad territorial de
Marruecos, vuestra segunda patria.
Esto no es nuevo. Los rivales de
Marruecos utilizan todos los medios, aparentes y velados, en sus flagrantes
maniobras.
Según las circunstancias, procuran
despojar de legalidad la presencia de Marruecos en su Sahara, reforzar la
opción de independencia y la tesis separatista, o debilitar la iniciativa de
autonomía, que la comunidad internacional reconoce como seria y digna de
credibilidad.
Junto con la persistencia de
conspiraciones, el mes de abril, que coincide con las reuniones del Consejo de
Seguridad sobre la cuestión del Sáhara, se ha convertido en un espantapájaros
que se alza contra Marruecos, y un instrumento para presionarle, unas veces, y
provocarle, otras.
Majestades, Altezas,
No queremos dejar pasar esta
ocasión sin expresarles Nuestro orgullo y consideración por el constante apoyo
que aportan a Nuestro país, para defender su integridad territorial.
En efecto, el Sahara marroquí ha
sido también, y desde siempre, una causa asumida por los países del Golfo, lo
que no es de extrañar, viniendo de Ustedes.
En 1975, la Marcha Verde para la
recuperación de nuestras provincias del Sur, contó con la participación de
delegaciones procedentes de Arabia Saudí, Kuwait, Qatar, Sultanato de Omán y
Emiratos Árabes. En este sentido, cabe destacar la participación de Nuestro
Hermano, Su Alteza el Jeque Mohamed ben Zaid al-Nahyan, Príncipe Heredero de
Abu Dabi, a edad de 14 años.
Desde entonces, los países del
Golfo no han escatimado esfuerzo alguno por defender nuestra justa causa y la
soberanía de Marruecos sobre el conjunto de sus territorios, hecho que Ustedes
han confirmado con ocasión de la última crisis con el Secretario General de la
ONU.
En esta ocasión, sin embargo, la
situación es grave y sin precedentes en la historia de este conflicto
artificial surgido en torno a la marroquidad del Sahara.
El asunto ha alcanzado la magnitud
de librar una guerra por procuración, interponiendo al Secretario General de la
ONU, en un intento de atentar contra los derechos históricos y legítimos de
Marruecos sobre su Sahara, a través de sus declaraciones parciales e
inaceptables actuaciones respecto al Sahara marroquí.
Pero no se asombren, ya que
develado el motivo todo asombro desvanece. ¿Qué se puede esperar, pues, del
Secretario General que reconoce no estar plenamente informado del expediente
del Sahara marroquí, al igual que ocurre con otros asuntos, y que no son pocos,
desconociendo incluso los minuciosos desarrollos y el verdadero trasfondo del
mismo?
Además, ¿qué puede hacer el
Secretario General, sabiendo que es rehén de algunos de sus colaboradores y
consejeros, en los que ha delegado la misión de supervisar la gestión de un
determinado número de cuestiones importantes, contentándose con la puesta en
práctica de las propuestas por ellos formuladas?
Conocido es que algunos de
aquellos funcionarios tienen un pasado en sus países y unas reservas políticas;
además, sirven los intereses de otras partes, sin atenerse al deber de
imparcialidad y objetividad, que requiere la pertenencia a la Organización de
las Naciones Unidas y dicta la acción en el seno de misma.
El Secretario General, pese a la
consideración que personalmente le guardamos, no es más que un ser humano. Por
lo tanto, no puede estar al tanto de todas las cuestiones planteadas en las
Naciones Unidas y hallar soluciones a todas las crisis y conflictos a través
del mundo.
En este sentido, quisiera
dejar claro que Marruecos no tiene ningún problema con las Naciones Unidas, a
las que pertenece como miembro activo, ni tampoco con el Consejo de Seguridad,
a cuyos miembros guarda el respeto y con los cuales interactúa constantemente;
pero sí con el Secretario General, y de modo particular con algunos de sus
colaboradores, debido a sus posiciones hostiles a Marruecos.
En relación con este diferendo
artificial en torno a nuestra integridad territorial, Marruecos siempre ha
mantenido una coordinación con sus tradicionales amigos, como los Estados
Unidos de América, Francia y España, así como con sus hermanos árabes,
especialmente los países del Golfo, y africanos como Senegal, Guinea, Costa de
Marfil y Gabón.
No obstante, el problema se
plantea con los responsables de las administraciones, que cambian
constantemente en algunos de estos países.
Así pues, con
cada cambio debemos desplegar muchos esfuerzos para informar de todas las
dimensiones y el verdadero trasfondo de la cuestión del Sahara marroquí,
recordando que este conflicto ha perdurado más de cuarenta años y ha causado
numerosas víctimas e importantes gastos materiales, y que la causa del Sahara
es de todos los marroquíes, y no únicamente del Palacio Real.
Majestades, Altezas,
Ha llegado la hora de la
sinceridad y la verdad. Efectivamente, el mundo árabe atraviesa una época
difícil, y lo que viven algunos países no constituye una excepción, sino que
forma parte de planes programados que nos tiene a todos en el punto de mira.
El terrorismo no sólo perjudica la
reputación del Islam y de los musulmanes, sino que es utilizado por algunos
como subterfugio para dividir nuestros países y avivar el fuego de la discordia
en su seno.
Por todo ello, se hace necesario
abrir un diálogo sincero y profundo entre las doctrinas del fiqh, con el fin de
corregir las falsedades y manifestar la verdadera imagen del Islam, volviendo a
nuestros verdaderos valores tolerantes.
No se trata aquí de una cuestión
relacionada con un país determinado, sino de nuestra necesidad de una
toma de conciencia colectiva respecto a estos desafíos, así como de una
verdadera voluntad de renovar nuestro acuerdo estratégico con nuestros socios,
sobre la base de criterios claros que puedan regir nuestras relaciones durante
las próximas décadas.
Estamos viviendo una etapa
decisiva, entre lo que queremos y lo que los demás quieren que seamos.
Hoy más que nunca, tenemos la
necesidad de unificar y clarificar las posiciones entre todos los países
árabes. O bien, vamos a constituir un solo cuerpo y una estructura impenetrable
y cohesionada, o de lo contrario, vamos a ser lo que no queremos ser.
Dios nos guíe hacia aquello que
beneficie a nuestros pueblos y a nuestra nación.
Wassalamou alaikoum warahmatoullahi wabarakatouh".
Comentarios
Publicar un comentario