Entre la proximidad y la promiscuidad no hay más que un
ápice o menos. En lo que podríamos llamar “identidad andalusí” demasiado
injusta, casi asfixiante, infinitamente menos. Ironía del destino: nunca ha
habido-nunca habrá ningún desarrollo de fenómenos de concurrencia.
Magrebíes (
esencialmente marroquíes pero también argelinos y en parte tunecinos) de origen
andalusí y orgullosos de serlo y sefarditas que se agarraron a éstos pero con
el paso de tiempo cosecharon todos los frutos, viven con su pasado incrustado
en su memoria y el amor de su tierra andalusí o andaluza en su sueño eterno.
Los primeros con
aún sus títulos de propiedad, sus bagajes identidarios y hasta las llaves de
sus casas en Granada o en Jaén, se limitan a expresarse en el vocabulario de la
pasión como si tantos siglos y tanta ingratitud no resultaron ( no pueden
resultar ) suficientes para hacerles olvidar “su” tierra y “su” sueño.
Pero ellos... ellos... ellos andalusíes de
pura cepa... hasta la médula… para siempre, de padre a hijo y de hijo a nieto
nunca reivindican nada...
“Aquello” fue un paraíso y pesadilla sigue
siendo…para los andalusíes musulmanes.
El andaluz Manuel Chávez recuerda que en los
años 50 tenía en su colegio Nuestra Señora del Pilar de Tetuán a muchos amigos
andalusíes...
Ahora, el entonces pequeño Manolo ha crecido
y de su Tetuán “natal” pasó a la
Sevilla de “adopción” donde ejerció altos cargos, entre ellos
Presidente de la Junta de Andalucía. Sigue sin conocer el destino de sus amigos
Páez, Lukhash (Lucas) Bargash (Vargas), Moreno, Molin (Molina) o Torres. Pero
debido a la importancia de sus funciones, sabe pertinentemente que nunca han
sido objeto de la menor solicitud de la Junta que preside ni de nadie en esta Andalucía
ingrata... su, a pesar de los pesares, su Ándalus.
Pasto de injusticia y de exclusión, algunos,
como Barba Roja se echaron desde la
Uedaya (Rabat) al mar.
El Sr. Chávez y otros símbolos de la Andalucía muy
cristiana sólo han tenido-tienen tiempo
y memoria para los sefarditas pese a que éstos se fueron a otras partes
usurpadas desde los países de Páez, Torres y Molin.
No obstante, sólo en Tetuán, Fez, Chauen,
Salé o Rabat se recuerda aún aquella inquisición que significó la primera y la
más injusta de las guerras civiles españolas que borró “para siempre” la
memoria de una España plural pero diferente a lo que contemplaba-contempla el
clérigo.
La audacia provocadora de esta Inquisición y
de las posteriores inquisiciones “étnicas” (que no acabaron hasta ahora) se
encargaron de imponer la variedad del argumento.
El proselitismo
de unos, a pesar de su acto de fe en la singularidad y su lejanía y la
resignación de otros pese a su derecho y su proximidad geográfica y “étnica”,
constituyen una anomalía que nadie estigmatizó ni siquiera las sucesivas Juntas
de Andalucía y sus predecesores centros de poder en Al Ándalus o Andalucía.
Reflejo
lamentable de una sociedad (cúpula) que crea hijos ideales que consagran su
historia a borrar memorias y...desocializaciones permisivas.
En Baena ( provincia de Córdoba ) en el marco de una
visita de “ información ” que el gobierno español organizó hace unos años a una delegación de periodistas
marroquíes por algunas ciudades del país vecino, una de nuestras incontables
sorpresas fue cuando el cura de la parroquia de dicha localidad trataba,
pruebas en manos, de explicarnos, el
origen del nombre de Baena.
Para ello el
religioso nos enseñó un arsenal de archivos y de documentos en que se basó para
escribir, ni más ni menos, que cuatro enormes tomos, esbozando en términos
medio enigmáticos, medio xenófobos todas las civilizaciones “ de la región con,
incluso, sus correspondientes etapas de exogamias, endogamias y monogamias...
Todo... todo
menos el verdadero origen de la palabra Baena, que es “desgraciadamente” árabe.
Todo un
ejercicio de un derecho de veto, envuelto en una tónica, disfrazado de religión
y que olía extrañamente a visceral ingratitud.
Y de repente...
- Padre, le dije
- Si.
- En Marruecos
tenemos un refrán que dice: “ le preguntaron: ¿ dónde está tu oreja? Y
respondió, indicando con la mano derecha la oreja izquierda.
- ¿Qué quiere
decir?
- Quiero decir
que Baena significa en árabe espacio que la vista abarca, linde o confine. O
sea el nombre es árabe y Usted, padre, no lo encontró hasta ahora porque para
encontrar algo que se busca se debe conocer este algo.
Mecánica rígida que transforma la insolencia
hacia el pasado propio en un elogio a la locura.
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