Como el libio Khalifa Haftar, el postulante a la presidencia argelina,
Chakib Khalil, que por su amistad con el actual presidente Abdelaziz
Bouteflika, del que es in timo amigo de infancia en Oujda, se suma a los
hombres “formados” en estados Unidos para hacerse con las riendas del poder en
sus países en el mundo árabe.
Hasta cierto punto, esto es normal o por lo menos ha sido así y así
sigue siendo entre los que no paran de hablar de principios, de independencias
y de liderazgos. Lo que atrae la atención en este tipo de revelaciones, no
obstante es la interferencia de intereses occidentales, en el caso de Argelia
entre Francia y estados Unidos… como si se trata de una pugna entre un mentor
(EEUU) y un ex y de cierta manera aun ocupante (Francia).
De tal modo que de cara a las elecciones presidenciales del 2019 no
parece que va a depender de las urnas ni de la libertad de expresión ni de presión
ni de democracia, sino del compromiso que se pueda alcanzar entre París y
Washington sobre el próximo presidente de Argelia.
Es cierto, por su adopción americana y por su intima amistad con
Bouteflika, el hijo de Oujda se perfila como favorito, pero esta misma adopción
y sus consecuencias, sus estrechas relaciones con algunos medios de negocio
americanos no corresponden precisamente con los planes y estrategias de Francia
en Argelia ni en el Magreb. Y a Francia no le faltan “agentes” de talla y de
misiones posibles e imposibles en Argelia, sobre todo en su ejército popular…
O sea: se trata de ¿A qué amo puede trabajar?
No cabe duda: entre el hecho y el dicho, hay mucho trecho.
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