¿Excusas o lamentos? Para los colaboradores del Secretario general de
la ONU, sus deslices durante su último periplo por la región eran los dos.
La versión final del Informe del secretario general de la ONU sobre el
Sahara es, punto más, coma menos, una fiel transcripción de sus deslices
verbales y de los que se ha excusado.
Y es que después de 2 semanas de vivas tensiones con Marruecos, Ban
Ki-moon se vio obligado, habida cuenta del curso de aquellos acontecimientos, a
operar una inflexión… de circunstancia en su guerra de guerrilla contra
Marruecos.
Era el 29 de marzo pasado, cuando su portavoz, Stéphan Dujarric
declaro ante la prensa acreditada en la ONU que “el Secretario general lamenta
el mal entendimiento y sus consecuencias” en alusión al derrape de su jefe,
precisando que éste no ha utilizado la palabra “ocupación” más que una sola
vez, totalmente espontanea y no deliberada”, alegando que se trataba de “una reacción
personal a las condiciones humanitarias deplorables condiciones humanitarias,
desde hace mucho tiempo de los ‘refugiados’ saharauis en los campamentos
(argelinos de Tinduf)”.
Poco después reconocía solemnemente su desconocimiento del expediente
del Sahara, afirmando que sigue los consejos de sus colaboradores.
Pues bien: de las dos cosas, una: o bien se excusa o se lamenta y borrón
y cuenta nueva o no se conoce lo que debe redactar un trascendental informe y
se declara.
En ambos casos, el Sr. Ki-moon ha dejado de ser la persona (y menos
aun el secretario general) indicado para opinar o proponer al respecto.
¿Cómo se puede excusar de una cosa e imponerla en un informe oficial?
¿Cómo se puede ignorar un expediente e ir diciendo “chorradas” y luego
proponer lo que deben ser sus soluciones?
Se excusa o se lamenta por errores, equivocaciones o, cuando menos “meteduras
de pata” como las del Sr. Ki-moon, pero persistir en el error es doblemente
peligroso para la ONU y para el futuro de la organización mundial.
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