Mañana
(viernes) o a más tardar pasado (el sábado) el Consejo de seguridad adoptará su
nueva resolución sobre el Sahara Occidental Marroquí y más concretamente sobre
la MINURSO.
Los que
apostaban sobre la crisis Marruecos/Ban Ki-moon se van ( ya se han) a sentir/sentido
profundamente decepcionados. En el
abecedario diplomático esto debería abrirles un poco más los ojos con quién
tratan y hasta tan poco pueden llegar.
Pero, esto
es su problema. El nuestro va a consistir en no considerar el año de prorroga
como exclusivamente para la MNIURSO, sino y, quizás sobre todo, para nosotros.
Desde mañana
o pasado debemos, pues comenzar a preparar el presente y el futuro. Hemos
formado una exhaustiva idea y visión sobre quién está con nosotros (con el
derecho internacional) y quién está en contra o, por lo m:enos regatea con el
fin de “corregir” al Reino por su “excesiva independencia en su decisión”.
Un año para
convencer a nuestros amigos y desmentir a nuestros enemigos y detractores. Y la
verdad es que la gestión de este periodo no va a ser fácil porque exigiría una “dolorosa”
paciencia y una flexibilidad y elasticidad mil veces mostradas y mil veces
incomprendidas.
La resolución
de mañana y pasado es un orgullo, no solo para los marroquíes, sino para todos
los amantes de la paz y de la justicia y un modelo de cómo se puede restablecer
la verdad cuando hay verdad y derecho.
Lo único que
nos aflige aquí son las pobres poblaciones de los campamentos argelinos de
Tinduf a los que Argelia, su Polisario y algunos comerciantes del sudor españoles
engañan desde hace 40 años y no parece que van a cesar de hacerlo.
¡Lastima…!
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