Una de las características
del presidente de Rusia, Vladimir Poutine, reconocida por propios y extraños,
es su profundo y a muy a menudo exacto conocimiento de las cuestiones en que involucra.
Siria no es ninguna excepción, solo que aquí no solo conoce la situación, sino
también, y sobre todo los dividendos geopolíticos y económicos que puede sacar
de su implicación, si termina exitosamente como es, según él y según muchos, el caso actualmente.
Poutine no
debe haber olvidado que sus fuerzas aeroespaciales han asestado duros golpes a
Daesh hasta el punto de que su “capital” Reka puede caer de un momento a otro y
que esto podría afianzar los apetitos de Estados Unidos en una operación terrestre
en Siria.
Poutine dio a
conocer a sus interlocutores americanos de que no le importaba quién mandaría
en Siria siempre y cuando obtuviera garantías de la salvaguarda de “todos sus ‘adquisiciones’
en Siria”.
¿Las ha
conseguido? Hay indicios de que la respuesta es afirmativa, aunque no sería fácil,
a corto plazo, por lo menos que se revelara.
Al comienzo
eran “concertaciones” con Irán sobre lo
que el ministro Serguey Lavrov llama “realismo político en Siria” a lo que Teherán
dio el portazo amenazando incluso con “una nueva posición hacia Rusia y sus apetitos
en Siria y en oriente Medio”. Poco después Moscú puso en marcha una estrategia
tendente a poner puentes con Arabia Saudita y otros países anti-Assad con los
que nunca revelo explícitamente sus in tenciones en Siria y en la región,
dejando las puertas de las interpretaciones y de las codicias abiertas par en
par.
Bachar El
Assad lo sabía desde el comienzo: nada es màs peligroso que confiar en Rusia. Pero
nadie le dejo otra alternativa, tanto màs que confiaba “religiosamente” en que los
demás componentes de su alianza (Irán y Hizbollah) son fiables y nunca le traicionarán.
Así las cosas,
la intervención militar rusa le ha permitido establecer lo que, en terminología
militar se llama “’la base o la clave de las operaciones” para recuperar todo…
y lo está consiguiendo aunque Moscú preferiría una desaceleración en ello, de
donde su retirada y sus “chorradas” sobre el proceso de paz y sobre una “solución
política” del conflicto sirio.
En síntesis,
todo el mundo, régimen sirio, oposición, EEUU y sus satélites, todos,
absolutamente todos se han encontrado como rehenes de Rusia que ha encontrado
en Siria la solución de su Cáucaso del norte y una vez liquidado el grueso de
su contingente en Siria ( màs de 2000 “combatientes”) ha optado por la retirada
de parte de sus pertrechos militares de Siria.
¿A quién han
convencido los argumentos y los pretextos esgrimidos por los responsables rusos
para justificar esta retirada de Siria?
A nadie… ni
siquiera a Bachar el Assad a quien, según
fuentes concordantes nada le seduce, desde hace tiempo, que salir de la órbita
rusa.
Un buen tema
de reflexión para el Pentágono…
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