Oriente Medio bajo microscopio Siria: Los parámetros de lo posible

L’organisation djihadiste menace désormais les ruines antiques, situées au nord-est de Damas, la capitale syrienne.

Cuanto màs lo reclaman Arabia Saudita, Turquía, Qatar y consorcio, màs obstinado se muestra Bachar el Assad, que de fuentes fidedignas, ha querido irse decenas de veces y que solo las fanfarronadas de algunos y una solida alianza le hacen pensar en seguir donde está.
Pero,  la verdad es, también es cierto, que cuesta mucho…muchísimo creer en una democracia Qatari o una revolución olor a petróleo. Quien no tiene no puede dar…ni desear. En Siria no es ninguna excepción. Bastaría ver la actitud de Occidente, de los países del Golfo y Turquía ante la recuperación del ejército sirio de Palmira o Tadamur, la perla del desierto sirio, uno de los lugares antiguos màs majestuosos de Oriente Medio, presentada como “ha pasado bajo control de Al Assad” y no de Siria.
Todo el mundo pone grito en el cielo: ¡Assad está ganando la guerra contra Daesh!
Des troupes pro-gouvernementales à Palmyre, après la reconquête de la cité, le 27 mars.
Los gestos traicionan porque demuestran elocuentemente que muchos prefieren Daesh al régimen siro.
Se han equivocado mil veces. Mil veces han vuelto a tropezar en la misma piedra: La única manera de que el presidente Bachar Al Assad se vaya es ganando la guerra contra el terrorismo bajo diferentes lupas y con diferentes ópticas.
En efecto, no se puede imaginar a un Bachar Al Assad o nadie de su “dinastía” dirigir el país después de una supuesta victoria y antes de otra convulsión.
No. Con la vuelta a la normalidad y con la victoria frente al terrorismo y a sus enemigos, el presidente Bachar Al Assad debe comprender ( de hecho, según muchos indicios lo compren de) que no tiene futuro ni destino en una Siria pos-terrorismo y pos-intervencionismo.
El problema no es si va o se queda, sino quién lo podría remplazar. Este es, realmente, el rompecabezas infinitamente màs delicado y màs controvertido que su permanencia o no al frente del estado sirio.

Hoy por hoy, con el sabor de las grandes victoria, Al Assad y los suyos han comprendido que se acerca el momento de “decir adiós con la cabeza bien alta” en caso de abstenerse EEUU,  Israel, Arabia saudita, Qatar, Turquía, Francia, Inglaterra etc. a inmiscuirse en los asuntos internos de Siria, mejor que acabar ante un tribunal popular o ante un pelotón de ejecución.

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