Esglobal La ofensiva de Estados Unidos contra la inmigración





EE UU
Sandy Huffaker/Getty Images
Mientras los candidatos republicanos a la presidencia se pelean para ver quién sería el que mejor aseguraría la frontera Estados Unidos-México y critican a los estados por ofrecer servicios a los inmigrantes ilegales, la Casa Blanca está llevando a cabo con discreción la campaña más dura de la historia contra los inmigrantes indocumentados. A pesar de la promesa del presidente Barack Obama de aprobar una reforma integral de la inmigración –un propósito repetidamente frustrado en el Congreso-, las deportaciones han alcanzado cifras récord.
En el año fiscal 2010 se deportó nada menos que a 392.000 inmigrantes sin papeles, y este último año se ha llegado casi a 400.000. Hasta octubre, se había expulsado casi a 1,2 millón de personas desde que Obama llegó a la presidencia, un número impresionante en comparación con los 1,5 millones deportados durante los ocho años de George W. Bush. Además, la Administración ha tomado medidas contra los que dan empleo a inmigrantes ilegales. En el primer año de Gobierno de Obama se investigó al doble de empresas que en el último año de mandato de Bush.
En agosto, bajo las presiones de los grupos hispanos, el Gobierno anunció los nuevos criterios que regirán la revisión de las deportaciones pendientes, en virtud de los cuales se aplazarán las actuaciones contra quienes no representen una amenaza contra la seguridad pública ni hayan infringido de forma flagrante las leyes. (Estos casos constituyen aproximadamente el 50% de las expulsiones recientes, según la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano.) Las directrices, sin embargo, siguen permitiendo una considerable “discreción fiscal” a los funcionarios de inmigración a la hora de decidir qué inmigrantes son peligrosos.
Es posible que la estrategia de la Administración sea reforzar el flanco derecho de Obama antes de emprender una transformación radical de las leyes de inmigración. En palabras de Napolitano, “Una aplicación de las leyes inteligente y decidida por parte del Departamento puede mantener a los estadounidenses seguros, fomentar la inmigración legal, proteger el comercio legítimo y sentar las bases para una reforma más amplia”. Pero, dado que no parece probable que se vaya a avanzar a corto plazo en el proyecto de ley de inmigración que se encuentra en el Congreso, por ahora hay más palo que zanahoria.

Comentarios