Creo que el expediente del
Sahara marroquí es tan importante como para dejarlo entre las exclusivas manos
de los diplomáticos y políticos.
La verdad es que la gestión de
esta fundamental cuestión por algunos responsables marroquíes deja mucho por
desear.
Ayer, a su llegada a un almuerzo
que hubiera podio servir de ocasión para un deshielo o por lo menos para
apaciguar los ánimos, nuestro embajador representante permanente ante la ONU,
el muy apreciado Omar Hilal irrumpió en el recinto del organismo mundial con un
signo de victoria (V).
¿Por y para qué?
Y hoy el Secretario general de
la ONU va a tratar de verter la tendencia registrada hasta ahora en el seno del
Consejo de seguridad.
En espera, su portavoz acaba de
desmentir la fanfarronada del Ministro Portavoz del gobierno ( y de Comunicación)
Mostafa Al Khalfi a la Deush Wells en el sentido de una “excusa” del Sr.
Ki-moon al ministro marroquí de EEUU/Cooperación, Salahedine Mezouar.
Inútil precisar que el Sr. El
Khalfi no respondió revelando su fuente a pesar de que no creo que ignore que
su “pinchazo” ha constituido un motivo para la escalada con el Secretario
general de Naciones Unidas lo que, en principio no figura o no debe figurar en
la agenda de la diplomacia marroquí.
¿Ignora el Sr. Ministro Portavoz
que los que él y muchos creen que nos apoyan, en realidad obran con vistas a un
apaciguamiento y una tranquilizarían de la tensión, creada, eso si, a raíz de
un gravísimo derrape verbal en los campamentos de Tinduf del SG de la ONU?
Queramos o no vamos a tener que
tratar con Ban Ki-moon en lo que le queda de mandato al frente de Naciones
Unidas y la mejor manera de garantiza un buen trato es mostrar màs clarividencia,
màs serenidad y màs sentido común en la actual etapa.
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