Mientras
que unos consagran sus esfuerzos para abrirles las puertas de la ciencia y del
saber o, como decíamos hace unos instantes, proporcionarles la formación en el
marco de la Cooperación Sus-Sur como una dimensión esencial de un dialogo
internacional renovado, otros les instruye en el uso y manejo de armas y en la vampiresa
tarea de matar.
Unos son
los marroquíes. Otros son los argelinos y sus domésticos polisaristas.
Unos les
obsequian plumas y libros, otros Kalachnicov y balas. Es la diferencia entre
unos y otros que no ha podido ver Ban Ki-moon y que muchos o no quieren ver o
fingen no ver. La diferencia entre los hijos de la misma familia, que Argelia, sus
apetitos territoriales y sus miras expansionistas ha separado, y lo que es
peor: transformado en maquinas de matar o cuando menos, mentir.
Si. Es la
diferencia entre unos (marroquíes) y otros (argelinos y sus domésticos
polisaristas): los primeros los forman como ciudadanos con plenos derechos y
plenos deberes mientras que los segundos los instruyen para servir sus
intereses geopolíticos y es lo que muchos no ven o no quieren ver.
Pero confiamos
en que la verdad acaba siempre por prevalecer como prevaleció hace poco en las
calles de Layun con 180 000 saharauis que eclipsaron a todos lo
vende-patrias y a todos los sonadores de un mañana…peor.
Unos con el
gusto “adquirido” a los uniformes militares y a símbolos que nunca compartieron
sus pesadillas. Otros con el gusto a los hábitos tradicionales y a todos los
que pregonan la paz, la concordia, el amor y la verdadera solidaridad.
Aquí en Layun
u otras ciudades y localidades del Sahara no se necesita vender la ayuda
humanitaria para sufragar a Argelia la compra de armas.
Comentarios
Publicar un comentario