El
presidente Barack Obama acaba de mantener una entrevista telefónica con su
homologo ruso, Vladimir Poutine. Los dos estadistas hablaron, no podía ser de
otra forma, de Siria y, exactamente como hemos dicho esta tarde, ayer y durante
toda esta semana, Washington y Moscú podrían discrepara sobre muchas cosas
salvo el medio de evitar, cueste lo que cueste, un enfrentamiento directo o
indirecto entre ambos. Para ello han, creado sólidos mecanismos, uno de los cuales
los contactos directos e inmediatos como hoy.
En
este orden de ideas, Estados Unidos sabe lo que espera a quien pudiera perder
el sentido común y cometer la mortal imprudencia de emprender una ofensiva
terrestre en Siria. De hecho, los sirios y sus aliados no esperan más que esto,
pero parece que “esta ofensiva terrestre en Siria depende de Estados Unidos”.
Estados
Unidos sabe también que esta intervención terrestre ha comenzado de diferentes
maneras como hoy, al enviar el régimen turco a unos 400 mercenarios para ayudar
a Nosra, filial de Al Qaida en Siria, en muy serias dificultades y al condenar
muchos países, entre ellos Francia, la tentativa de exterminio de los kurdos
por Turquía de Erdogan.
Sin
embargo, Ankara y otros satélites regionales de la OTAN y de Estados Unidos
parecen perder la brújula con el avance del ejercito sirio a pesar de todos los
esfuerzos de guerra y de paz desplegados para frenar este avance.
La
misión de crear problemas en la región en beneficio de Israel choca con la
nueva ecuación, impuesta con la entrada en acción de Rusia, Iran y Hizbolah en
Siria, una entrada en acción que Estados Unidos y los miembros de su coalición hubieran obtenido fácilmente de haberla
solicitado al gobierno del país. Pero parece, que según “recomendaciones” de Turquía,
no era imprescindible
Total,
desde hace 5 años escuchamos que los días de Bachar Al Assad están contados y
que si no se va lo echarían por fuerza.
Otra
historia del lobo pero manchada de sangre.
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