En un informe publicado el pasado día
8, el Fondo Monetario Internacional resume su apreciación respecto a Marruecos
en estos términos : “Proseguir las reformas para garantizar la estabilidad
a largo plazo”.
Marruecos debe, pues, mejorar el nivel
de sus reformas económicas y proseguirlas. Este análisis se basa en el
encuentro en noviembre pasado entre representantes del FMI y el gobierno de
Marruecos.
La situación macro-económica de
Marruecos continúa progresando. El crecimiento se endereza y debería alcanzar
un 4’7% en el 2015, pero la actividad no-agrícola sigue inerte. La inflación sigue
débil. El objetivo del 2015 consistía en alcanzar el 4’3% del déficit, lo que
se ha conseguido. El comercio exterior continua mejorándose merced a la baja de
los precios de petróleo.
La tasa de pobreza, el paro y las desigualdades
han disminuido. Pero el FMI insta a marruecos a desplegar más esfuerzos para
reducir el paro estructural.
En cuanto al sector bancario, el
estudio estima que los establecimientos bancarios marroquíes dan prueba de una
buena capitalización, beneficiando de una financiación estable y saluda los
esfuerzos de Bank-al-Magreb en materia de supervisión financiera. Pese a lo
cual Marruecos debe permanecer vigilante sobre el alza de los préstamos. Nuevos
progresos deben ser realizados en la gestión de los riesgos.
El 2016 debe conocer logros económicos
menos brillantes debido a las dificultades del sector agrícola, pero nada es
alarmante. El FMI prevé un crecimiento en torno al 5% en el 2020. La inflación deberá
permanece débil, estableciéndose en un 2%.
A pesar de las perspectivas
favorables, Marruecos debe permanecer vigilante porque muchos factores amenazan
con afectar su economía, como por ejemplo un crecimiento más débil en los países
avanzados, un aumento de los precios de la energía debido a desordenes geopolíticos
y finalmente un fuerte aumento de la volatilidad de los mercados financieros.
Los retos para Marruecos serán pues,
mantener la reforma económica, consolidar la estabilización macro-económica y
reducir las disparidades sociales y regionales para lograr un crecimiento más
fuerte y más inclusive.
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