Parte de la prensa nacional y muchos medios de
comunicación internacionales siguen comentando con diferente acento y diversa intención
la decisión de Marruecos de renunciar a la organización de la Cumbre árabe.
Algunos van hasta buscar una quinta pata al gato, mientras que otros indican su
oreja izquierda con la mano derecha cuando se les pregunta ¿dónde está tu
oreja?
Sin embargo la respuesta está en el mismo
comunicado de AAEE/Cooperación: “ la hora de la verdad ha sonado, puntualiza el
comunicado que precisa: los lideres de los países árabes no pueden limitarse,
una vez más, a un simple diagnostico amargo de la situación de divergencia y de
divisiones que vive el mundo árabe, sin proporcionar respuestas colectivas,
decisivas y firmes inherentes de hacer frente a esta situación, ya sea en Irak,
en el Yemen o en Siria, donde las crisis se complican más a causa de las muchas
maniobras y agendas regionales e internacionales”.
Más clara, el agua… además de honesta,
atinada, justa y ajustada, la respuesta es clara y contundente. Un mensaje de
paz y de justicia, de fraternidad y de solidaridad. Un No, mayúscula y en voz
alta a la hipocresía que prevalece actualmente en el seno de la Liga árabe y
entre muchos países árabes, confortados por la destrucción de algunos de sus “hermanos”
y total y criminalmente alineados a intereses extra-regionales y extra-árabes y
extra-musulmanes.
Una explicación más que suficiente y más que
convincente, contrariamente a la renuncia en enero de acoger la Cumbre islámica
(OCI)… un renuncia que podría y debería servir de comienzo de reflexión de los encargados
de hacer estallar al mundo árabe y un fin del letargo donde se encuentra, hasta
ahora, esta nación árabe que se merece mucho más que “esto”.
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