Se equivocaron los que habían creído posible moldear
el mundo, comenzando por Oriente Medio y África del norte (Magreb)… y se
equivocaron los que en este oriente Medio y en este Magreb los ha seguido.
Efectivamente el mundo se esta moldeando… pero por
otros. Cosas y casos: ni estados Unidos es lo que era y pensaba ser ni Rusia se
desplomo y creían poder lograrlo.
El mundo cambia dentro de una espeluznante incertidumbre:
emergencia de nuevas potencias regionales, eclosión de nuevas ideas y nuevas
concepciones y un dictamen que produce escalofríos. Las autosugestiones geopolíticas
y las mil promesas incumplidas, porque no se pudo, unas y porque no se quiso,
otras están produciendo el efecto domino en un mundo en plena metamorfosis pero
sin rumbo ni destino.
Las injusticias encubiertas, las dictaduras
apoyadas, el terrorismo creado y el odio y la intolerancia impulsadas no podían
dar mejor resultado. Ni los que tienen y cada vez tienen menos ni los que no
tienen y cada vez quieren más se sienten en seguridad. Los muertos han dejado
de ser contados por decenas o centenares. La hegemonía tiene otro sabor, otras vías
y otros caminos. No importa a quién se debe matar ni a lo que se debe destruir.
Todo ha sido o así se ha creído para un mundo mono polar en el que solo Israel,
sus protectores occidentales y sus satélites regionales puedan y deban vivir.
Estamos aun en el comienzo del laberinto y lo que se
vislumbra es peor… irremediable. Nada se pierde, todo se transforma: de Rusia a
estados Unidos o viceversa. El resto es accesorio y suenan los que creen poder
tener su espacio en este tablero vedado para los enanos.
Al final ni habrá comunismo ni capitalismo: una distensión
entre ambos forjada por la amenaza potencial y real de sus respectivos
intereses y porque algunos pequeños lo están dejando de ser.
¿Quién es responsable? Muchos… entre ellos, todos nosotros:
los que denuncian y los que prefieren la indiferencia.
¡Qué más da estar bajo esta o aquella tutela!
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