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Daesh y demás grupos terroristas ¿Tigres de papel?
Daesh
huele a gas y petróleo. Su génesis y su tumba obedecen al movimiento de los
precios del barril del crudo en los mercados internacionales. Por ello, después
de Siria e Irak las miradas y los apetitos convergen hacia Libia. Un país destrozado
deliberadamente pero, al parecer, no lo suficiente. Donde no hay petróleo ni se
contempla, canales o gasoductos no hay Daesh. De tal manera que hablar de Daesh
sin hablar de sus archiconocidos diseñadores
y patrocinadores es hablar a medias. No obstante, los miembros del club de “aficionados”
(o socios) de Daesh, van dándose cuenta de las muy limitadas capacidades de
Daesh y acólitos de sobrevivir en un tejido marcado por fuertes e
incontrolables contradicciones geopolíticas, que hacen, cada vez que la amenaza
es real, que las superpotencias dictaran su ley y su concepción.
En
Siria se hablaba de intervención terrestre, se ha pasado al bombardeo (Turquía
contra posiciones sirias sin absolutamente ningún motivo válido) para ponerse
de rodillas ante la decisión del patrón americano y ponerse a repetir en coro
un alto el fuego. Y es que el 100% de los miembros de los comandos
desarticulados en Marruecos sus miembros han transitado, en su “viaje” a Siria
o a Irak, por Turquía y el 98 hasta el 99% de los “combatientes” de Daesh y demás
grupos terroristas en Siria han venido de la vecina Turquia cuando no
entrenados en sus campos militares. Lo que explica el carácter mercenario de aquella
“rebelión”, como muchos la llaman.
En
Libia es, de nuevo, ruido de sables con países entre ellos Estados Unidos que
deshojan la margarita de intervenir “contra Daesh”… aunque esta vez, todo
apunta hacia la más que evidencia de que será distinto, porque de la desestabilización
de Libia se pasará a la desestabilización de Túnez de un lado, de Egipto por
otro y entre ambos, el resto de los países de la región, especialmente Argelia.
Daesh
es pues el arma de más destrucción masiva entre las manos de quienes desean
controlar la región y sus riquezas y de ser posible sus vías y sus territorios.
Pero,
afortunadamente después de meses e incluso años de propaganda de que Daesh es invencible y que “harían falta años
para derrotarlo”, los ejércitos nacionales de Irak y de Siria con la ayuda de
Rusia en el segundo país y de Estados Unidos en el primero, están demostrando que
Daehs es, como diría Mao Tse Tung, un tigre de papel.
Un
gran problema para sus patrocinadores que corren por todas direcciones
reclamando un alto el fuego.
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