Revista de prensa: The Washington Post (16/2/16)
Manifestacion contra los robotos asesinos en Londres en el 213
I
France-Irak-Actualité/conacentomarroqui:
La conferencia sobre la Seguridad de Munich que se
celebra, cada año, del 12 al 14 de febrero es, generalmente, un catalogo de
horrores. Pero este año, el debate más inquietante no ha girado en torno al
terrorismo de Daesh, sino sobre una nueva generación de armas como los robots
asesinos “Killer robots” y las aplicaciones “inteligentes, dotadas de software maliciosos
que van a ser desplegados en las próximas guerras.
Detrás de las discusiones tradicionales sobre la política
en materia de defensa y de política extranjera,
hubo un tema, de último instante sobre “El futuro de la guerra: la carrera
contra las máquinas”. El postulante era que estamos en vísperas de una era de
conflicto en el que todas las guerras serán, de una manera u otra, guerras cibernéticas
y en las que nuevas armas asociaran los sorprendentes
progresos de la informática e incluso de la biología.
Espen Barth Eide, ex ministro de Asuntos exteriores de
Noruega ha imaginado un arma que combina GPS, tecnología de reconocimiento
facial e inteligencia artificial, permitiendo, de esta forma, de programarla como
un asesino electrónico. Kenneth Rpth, jefe de Human Right Watch ha contado las ventajas
de estos robots para los estrategas militares:
“no se cansan, no tienen miedo y ejercen su capacidad
lógica, si piedad”.
“El genio saldrá de la botella”, había
predicho un ex comandante de la OTAN, el almirante James G. Stravidis que
dirige la Fletcher School of Law and Diplomacy en la Universidad de Tufts. “La
guerra ha sido siempre un proceso de invención y de ajuste”, dijo. Hace un
siglo, muchos eran los que pensaban que los sub-marinos eran malevolentes e
inmorales. Comparados con las minas o las bombas nucleares, las consecuencias
de las armas de la alta tecnología pueden
mostrarse menos toxicas y más precisas.
Participantes en a “Ciber-cena”
organizada por el Atlantic Council han valorado al mundo que se abre y han
observado, según el IOT (Internet of Things)) 30 000 millones de microchip
serán embarcadas en los automóviles, ascensores, neveras, termostatos e
instrumentos médicos. Estos sistemas invasores, conectados beneficiaran de poca
seguridad y podrán, por lo tanto, ser fácilmente pirateados.
(Continuara)
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