El primer ministro
turco Ahmet Davutoğlu
se quejaba ayer del desinterés de la Unión Europea (y a través de ella EEUU) de
lo que ha llamado “el papel de Turquía en la región” y también de las tentativas
de Rusia y de Irán para aislar a su país.
Cierto lo primero, falso el segundo.
Y es que con el comienzo de la llamada “Primavera árabe” en la que el
régimen turco apostó por los islamistas árabes,
radicales y “moderados” y más exactamente desde la convulsión en Siria a la que
ha contribuido y sigue contribuyendo de manera decisiva y asimismo, desde que
quedo clara la incapacidad de Israel, escogida como gendarme de la región, pero
que ya desde hace lustros no puede ni con el modesto Hamas, Estados Unidos, UE
y la OTAN han optado por Turquía, miembro de esta última, como reserva.
La Turquía de Erdogan demostró que no es digno… y están las situaciones
de Siria, Irak y de lo que debía desestabilizar y no pudo.
En cuanto al segundo falso porque ni Rusia ni Irán deciden ni deben
decidir en la región. No obstante, siendo lo que es y lo que pretende ser: juez
y parte, le es imposible a Turquía jugar algún papel en Oriente Medio, tanto más
que la mayoría de los países árabes y más concretamente sus vecinos la consideran
como hostil y peligrosa.
Total, tras una discreta autocritica, algunos jóvenes cuadros del PJD
turco obligaron a Erdogan a cambiar de táctica y de técnica.
Y estos son los primeros pasos: con Egipto sin expulsar a los “hermanos
musulmanes” la normalización es imposible. Con Marruecos se ha podido evitar
una crisis segura con el flirteo del régimen turco con “Al Adl Ua Al Ihssan”
cuyo N° 2, como dábamos cuenta, esta mañana, acaba de ser expulsado de Estambul
y prohibida una de las manifestaciones de la Jama’a en Turquía. Paralelamente
la batalla de anuncios y desmentidos entre Ankara y Rabat en torno a 8 marroquíes
que la primera considera como terroristas la segunda inmigrantes irregulares que Turquía acaba de
expulsar. Las autoridades marroquíes y la DGSN han desmentido en un
comunicado la pertenencia de los 8 marroquíes
a Daesh, como lo pretende, en un alarde de cortina de humo, Ankara.
Finalmente parece que, hasta ahora implícitamente, Turquía
ha reconocido los hechos como planteados por Marruecos.
Con Egipto lo mismo. Los negociadores egipcios han
vuelto al Cairo con solidas garantías de que sus interlocutores turcos van a “reflexionar
seriamente” sobre la eventualidad de expulsar a los lideres de “Los Hermanos
musulmanes y de cerrar’ sus cadenas de televisión y propaganda contra el régimen
egipcio.
¿Qué le queda a Turquía.
Todos o casi todo: para comenzar reconciliarse con sus
víctimas en la región que no son pocos y sobre todo reconciliarse consigo misma
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