A raíz de una visita de Erdogan
a Arabia Saudita y una muy discreta, casi indetectable mediación saudita comenzaron
a hacer flote los primeros indicios de una más que difícil normalización de las
relaciones diplomáticas entre Turquía y Egipto.
Una delegación compuesta
esencialmente por miembros de los servicios secretos egipcios, en una no-anunciada
visita a Ankara ha expuesto las condiciones del Cairo para un eventual restablecimiento
de relaciones diplomacias entre ambos, rotas tras una serie de inaceptables ignorancias
del régimen turco en los asuntos interiores de Egipto.
Entre estas incondicionales, según
los observadores en la capital egipcia ineludibles ni negociables, figuran
destacadamente la expulsión de los responsables de “Los Hermanos musulmanes” y
el cierre de sus cadenas de televisión, financiadas por Erdogan y los suyos,
contra Egipto y sus instituciones.
Difícil ejercicio ante el
presidente turco y su gobierno en una nueva travesía del desierto en la que Turquía
presenta la imagen de un postulante al papel de gendarme en Oriente Medio tras
el fracaso de Israel en serlo o hacerlo.
De lo que hizo el agosto de la Turquía
moderna, es decir, «Cero problemas con los vecinos” no quedan más que escombros,
debido, por un lado a la autosugestión política y geopolítica de Erdogan y sus
camaradas del PJD turco y a una serie de graves (algunos muy graves como con
Siria) problemas con sus vecinos y con los que están más lejos.
Los egipcios colocan a Turquía
entre la espada y la pared: ni puede expulsar a los dirigentes de los “Hermanos
musulmanes”; muchos de los cuales pesan graves acusaciones y ordenes de busca y
captura internacionales ni puede continuar con su caída libre en la región y en
el mundo.
Erdogan ha comprendido aunque un
poco tarde que a Estados Unidos no le interesa las políticas de “Ejes
imposibles” en Oriente Medio ni tampoco rechazados por todos. Pero el
presidente turco y su gobierno no logran entender que las metamorfosis geopolíticas
en zonas como Oriente Medio suelen ser, muy a menudo, inquebrantables.
Respecto a Siria y a Irak e
incluso a Egipto Erdogan propuso mucho… quizás excesivo cuando no exagerado.
Luego resultó que quería comer ajos con bocas ajenas.
Hay un refràn marroqui que dice: que en el mismo hoyo no cabe màs que una serpiente. En el hoyo medioriental hay un solo hoyo pero muchas serpientes... muchisimas màs de lo que se debe.
Más dura será la caída…
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