Lo decíamos ayer : 88 sobre un total de 168 y
un resultado de 36 sobre 100 es, no cabe duda una situación, lo menos que se
pueda decir, vergonzosa para marruecos y para los marroquíes. Sin embargo es la
clasificación del Índice de percepción de la corrupción de Transparency
International publicado el martes pasado.
Marruecos pierde pues 8 posiciones y 3 puntos en relación
a la edición del 2014.
De mal a peor. Y lo más grave es, como lo señala en
la actual edición de “Maroc-Hebdo” Abdellatif Mansour “la lucha contra la corrupción,
ya nadie se interesa más… ni siquiera el gobierno que se limita a fingir, justo
para llenar una casilla de gobernancia, desesperadamente inmensa, sin insistir
demasiado.”.
El tema ha sido recientemente exhumado durante las
preguntas orales en el Parlamento, justo donde no lo debía estar.
Sin embargo, la lucha contra la corrupción figuraba
como tema central en el programa electoral del PJD y su píldora más atractiva
para los marroquíes en cuanto a la esperanza y a la equidad.
Ni afirma ni desmiente. Silencio fúnebre. La corrupción
se ha con vertido en tema tabú… y es lo peor que le pueda su ceder a este país,
como a cualquier otro. Un silencio que
institucionaliza la corrupción y da alas a los corruptos y corrompidos. En
muchos países occidentales se cree que la corrupción es nuestro deporte
favorito.
No obstante, lo peor, casi mortal es que la inmensa mayoría
de los marroquíes, por lo menos los que entienden un poco de esta abstracta política
nacional, cree que si no se ha logrado con el PJD, va a ser imposible luchar
contra el flagelo.
¡Lástima! Aunque siempre queda tiempo de que se
demuestre que nos equivocamos… ¡Ojala!
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