Ni los campeones de derechos
humanos ni los subcampeones de las libertades han dicho esta boca es mía: 300
civiles fueron ejecutados, muchos de los cuales degollados como animales por
las milicias de la organización terrorista “Daesh” en Deir Ezzor. Lo que vuelve
a plantear la duda de que depende de quién es la víctima y depende de quién es
el verdugo.
Peor aun el destino de otros 400
civiles sigue, hasta ahora, desconocido
después de su secuestro por las hordas de Abi Bakr Al Bagdadi en la misma localidad,
escenario de uno de los combates más sangrientos desde el 2011 en Siria.
Tampoco esto ha podido conmover
la conciencia, fértil y desmesuradamente “al loro” cuando se trata de otras
victimas y de otros verdugos.
¿Conspiración del silencio o
parte del plan previamente establecido tendente a aterrorizar a los sirios con
vistas a otros propósitos y otros fines?
En el mundo árabe es la lógica
del terror financiada a cambio de apetitos hegemónicos que se diluyen de manera
repentina, quedándose en agua de borrajas.
En Occidente es el cínico “orden”
de prioridades; derrocar al régimen, sirio, primero, luego… veremos dijo… el
ciego.
En el mundo es el telón que baja
después de una comedia que ha durado más de lo suficiente. Al final son sus
Derechos del hombre… americano… británico… francés etc. no árabe ni musulmán.
Afortunadamente, en este mundo árabe,
aunque a muchos les cuesta creerlo aun consideramos las victimas y los
secuestrados de Deir Ezzor como nuestros hermanos y a sus verdugos, sus
secuestradores y sus patrocinadores árabes y occidentales como nuestros amigos
de hoy y de siempre.
300 indefensos civiles,
desarmados masacrados porque Daesh y sus monstruos saben pertinentemente que no
corren gran peligro, que sus padrinos les protegerán y que sus “aliados” enterrarán
esta masacre como habían enterrado muchas otras más graves o menos atroz.
La historia no les absolverà…
Comentarios
Publicar un comentario