Irán y China han decidido establecer relaciones estratégicas a largo plazo.
Lo hicieron con motivo de la visita oficial del primer ministro chino XI
Jinping a Teherán y sus entrevistas con su presidente Hassan Rohani.
Primera de un presidente chino a Irán desde hace 14 años, esta visita
interviene una semana después de comienzo de la puesta en marcha del acuerdo
nuclear concluido entre Irán y las grandes potencias, entre ellas China y que
prevé el levantamiento de parte de las sanciones internacionales contra Irán.
Durante los últimos anos, China ha mantenido lazos económicos y comerciales
muy estrechos con Irán, pero el fin de las sanciones va a permitir dar un
fuerte impulso a estas relaciones.
Los dos presidentes acordaron la redacción de un documento ampliado (de cooperación)
sobre 25 años y un proyecto de elevar las relaciones de cooperación entre ambos
para alcanzar los 600 OOO millones de dólares en 10 años.
China es un importante socio de Irán. Pekín es el primer cliente de petróleo
iraní y los intercambios comerciales entre ambos han alcanzado 52 000 millones
de dólares en el 2014. Según la prensa iraní, el 36% del comercio exterior de Irán
se efectúa con China.
Inútil subrayar que esta visita se ha seguido con lupa en Washington, Moscú
y en las principales capitales europeas, especialmente Londres y Paris. Y es
normal porque, como se prevé estas “relaciones estratégicas” abarcan los múltiples
dominios, principalmente el político-militar. Lo que se traduce en un nuevo
dato en la región que viene a convulsionar las coordenadas de la función existente
actualmente o prevista para que exista en el futuro próximo.
Un eje Pekín/Tehera es susceptible de preocupar a todo el mundo, quizás incluso
a los “amigos” màs que a los “enemigos”. De donde los temores de Israel y de
muchos otros por el acuerdo nuclear y el consiguiente levantamiento de las
sanciones contra Irán.
No obstante de Israel se puede fácilmente
comprender, de los otros menos, porque la mano iraní y es lo que inquieta a tel
Aviv y a Estados Unidos y la OTAN, está tendida para todos los países musulmanes,
especialmente de la región como Arabia Saudita.
Por ultimo, Irán y Pekin deben ahora probar que sus “relaciones
estratégicas” no están dirigidas contra nadie y que, al contrario pueden
contribuir a un apaciguamiento en las relaciones inter-regionales.
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